Messi está convencido de que Laporta utiliza su nombre para generar falsas expectativas entre el barcelonismo
El retorno de Leo Messi al FC Barcelona está más en el aire que nunca. De hecho, ahora mismo Leo está más por la labor de aceptar la oferta de Arabia, que le garantiza 700 millones por dos años que de reintegrarse a un club que no le garantiza que pueda inscribirle en la competición.
Messi estaba predispuesto a volver al Barça. Incluso aceptando las "medidas imaginativas" que le ofrecía Laporta, que pasaban por compensar un salario modesto con el negocio a lo grande que podía suponer la creación del Museo de Messi y la organización de un macrohomenaje a nivel mundial que debía generar un chorro de millones de beneficio.
Pero a día de hoy no encuentra respuesta de Laporta a las dificultades que el club tiene para reducir su masa salarial para poder inscribir a nuevos jugadores. Y Messi y su entorno se preguntan: "Si no pueden inscribir as Gavi, ¿cómo me van a fichar a mí?".
Aunque Leo no tiene previsto anunciar su próximo destino hasta el 1 de julio, una vez concluya la temporada y quede desligado del PSG (eso sí lo tiene decidido), no esperará a esas fechas para conocer el equipo en el que jugará en el futuro inmediato. Y el Barça le da largas.
Si en el plano económico Messi estaba dispuesto a hacer un sacrificio, en el deportivo se muestra inflexible. Si vuelve al Barça es para ganar títulos y no para prolongar su etapa final de años oscuros. Y dentro de sus condiciones deportivas entraba la continuidad de Sergio Busquets y de Jordi Alba. "Sin ellos no vuelvo".
Uno ya está fuera. El otro será el próximo. Messi quiere sentirse bien rodeado en el Barça por los suyos. Y de su época solo quedará Sergi Roberto. Con Ter Stegen, con quien nunca mantuvo una buena sintonía. Los otros, con los que coincidió menos tiempo, no son de su cuerda. Se trata de Frenkie De Jong, Dembélé Pedri, Ansu Fati y Araujo.
La decisión de Laporta de prescindir de Busquets, que se ha ido harto de los recortes que pretendía aplicar a su nuevo contrato, y de abrirle la puerta a Jordi Alba han colmado el vaso de la paciencia de Leo Messi, que entiende la postura del club azulgrana como una invitación a cerrarle de nuevo la puerta del Camp Nou mientras juegan con su nombre para generar ilusión entre los aficionados.
Y a día de hoy, sabiendo además que Busquets no seguirá en el Barça, la apuesta de Messi parece definitivamente decantada hacia el fútbol árabe, en compañía de su amigo barcelonista y a la espera de la llegada de Jordi Alba, cuyos representantes se han reunido hoy con el puesto de mando azulgrana, que les ha transmitido que el club no le va a pagar los 36 millones que tiene estipulados para la próxima temporada. O hay rebaja o hay traspaso. Y Alba está más por la labor de acompañar a Messi y Busquets en su aventura árabe.
La salida de Messi pasaría por agotar sus dos años en Arabia y volver a Barcelona entonces para vestirse por última vez con la camiseta blaugrana despidiéndose de la afición en su partido de homenaje que se supone se celebrará en un Camp Nou "casi acabado".
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