Un 0-3 en El Molinón se celebra como si el Madrid ya hubiera ganado la Liga. De ahí que Tomás Roncero, uno de los más reconocidos creadores de opinión del madridismo, se haya subido al autobús de la euforia para celebrar la Liga, no vaya a ser que luego la realidad les estropee este momento de felicidad. Roncero debe pensar: vamos a celebrarlo ahora que podemos, por si acaso luego, cuando toque, no tenemos nada que celebrar.
Escribe hoy Roncero en As: "El 0-3 de El Molinón sitúa al liderísimo en rampa de lanzamiento para el Clásico más esperado. ¿Goleada al Levante? Mejor. El Barça será un dignísimo subcampeón de Liga...". Así se escribe la historia del madridismo contemporáneo, el madridismo de Mourinho: soberbio, prepotente, provocador, faltón...
Ante tanta prepotencia es lógico que las derrotas tengan mal encaje, de ahí las furibundas campañas lanzadas contra el Barça, los árbitros, los recogepelotas o el señor del carrito para justificar los fracasos blancos. Son tan grandes las expectativas que se generan, que luego llega Guardiola con su equipo campeón de Liga y de Europa y estropea el festejo. El ridículo es entonces mayúsculo y hay que justificarlo de alguna manera: ¡Villarato, villarato! Cuando gana el Madrid no hay villarato que valga, gana por sus méritos. Cuando pierde, jamás es por sus errores, ¡villarato, villarato! Y así les va, no hay más que ver el palmarés de las competicones importantes en los últimos años. El Madrid no consta.
Como diría aquel: "A mí me daría vergüenza...".