“Perder tendrá consecuencias”: Así de contundente se mostraba Joan Laporta en mayo de 2021 cuando alcanzó, nuevamente, la presidencia del FC Barcelona. Lo hizo después de las fuertes críticas al expresidente Bartomeu por no tomar las decisiones adecuadas cuando peor estaba el equipo catalán y más cambios necesitaba, tanto en su estructura como en su plantilla.
Tres años más tarde, ha quedado demostrado que estamos ante una nueva mentira de un mentiroso compulsivo llamado Joan Laporta. Después de una temporada en la que no se ha ganado absolutamente nada, el presidente ha pasado por el aro asegurando la continuidad de Xavi hasta 2025, cuando acabará su contrato.
Un Xavi que precisamente también ha mentido con su futuro. En enero anunció su dimisión de cara a la próxima temporada, algo que no ha cumplido. Pero tampoco ha cumplido con sus palabras, indicando aquel mismo mes que “si no se gana y no se consiguen títulos, habrá consecuencias”.
La realidad es esta: mucha palabrería y poca actuación a la hora de la verdad. Después de un nadaplete y mostrando un juego de bajo nivel, Laporta ha asegurado la continuidad de Xavi para la siguiente temporada, causando cierta depresión entre el barcelonismo.
Tras un año en blanco y en el que el proyecto no ha mejorado nada de lo visto en 2023, Laporta ha ratificado la continuidad de un Xavi que ha conseguido su objetivo. A pesar de su dimisión y de haber criticado fuertemente al entorno en todo momento, el entrenador sabía que no tenía propuestas reales para volver a entrenar y no ha querido salir al mercado.
A Xavi le ha salido mal su plan
Dimitiendo, lo que buscaba Xavi era encender las ganas de sus jugadores de ganar. Por momentos, el entrenador se veía levantando la sexta Champions League del Barcelona en Wembley. Pensaba que Laporta se arrodillaría pidiendo su continuidad.
Se veía como el gran ganador, pero la realidad es que una semana le ha puesto en su sitio: este Barça no genera nada. Si Laporta no ha buscado nuevo entrenador, es porque el equipo azulgrana está tieso. Perder no tiene consecuencias.