Florentino Pérez ha descubierto que, salvo su club de fans, nadie le quiere en Europa: ni aficionados, ni dirigentes del fútbol, ni sus propios jugadores ni los gobiernos de estado.
Dios nos libre de salvadores del fútbol como Florentino Pérez, que pretende hacernos creer que ha venido a este mundo en misión evangélica para sacar al fútbol de la ruina.
El engendro de la Superliga le ha salido mal. Y ha descubierto que el problema no es la Champions League. El problema es él. Florentino Pérez no gusta en Europa. Los aficionados ingleses, italianos y españoles han salido a la calle para reclamar la pureza del deporte portando pancartas con la imagen de Florentino Pérez y frases contra él y su interés por acabar con el deporte en beneficio del dinero.
No, el problema no es la Champions League. El problema es que la marca Florentino Pérez, fuera del ambiente madridista, no funciona. Sólo los abducidos por la benevolencia del ser superior caen postrados a sus encantos. Al resto no les engaña.
Dice Florentino Pérez que "la Champions va perdiendo interés". Cualquiera lo diría viendo las audiencias televisivas y el interés que le pone el madridismo a sus títulos. Quiere acabar con el "rollazo" de tener que jugar contra los pequeños. Pequeños como el Ajax, que hace tres años, con una banda de chavales, echó al Real Madrid de la Champions League en los octavos de final con una paliza de 1-4 en el Bernabéu. ¿Qué problema tiene eso?
Aleksander Ceferin ha llamado "cínicos y narcisistas" a Florentino Pérez y Andrea Agnelli (Juventus), artífices de la revuelta contra el poder de la UEFA. Y les ha llamado "separatistas".
El cinismo de Florentino Pérez queda reflejado en una frase de la entrevista-masaje que le hizo su mariachi particular Josep Pedrerol: "Yo no soy dueño del Real Madrid. El Real Madrid es un club de socios, yo todo lo que hago es por el bien del fútbol". El Real Madrid será de los socios, pero él hace y deshace a su antojo. Por ejemplo, adaptando los estatutos a su medida y no permitiendo que haya elecciones porque no le convienen.
Y lo de "todo lo que hago es para salvar al fútbol" no se lo ha creído nadie. Ni en España ni en Europa. Ni aficionados, ni jugadores (incluso de su propio equipo), ni directivos del fútbol y gobiernos de estado. Todos están contra el "salvador del fútbol". ¿Estarán todos equivocados menos él y su club de fans de la prensa genuflexa?
No se puede creer a quien va diciendo: "El dinero es para todos, Esto es una pirámide, si los de arriba tenemos dinero, fluye para todos, porque compramos jugadores y podemos ser solidarios". ¿Solidarios? ¿De qué solidaridad habla? Pero se le ha escapado. De lo que se trata es de tener más dinero para suplir las deficiencias de los grandes en la gestión de sus presupuestos (incluído el Real Madrid) y poder "ayudar" a los modestos quitándoles a sus jugadores con la excusa de que así sanean su economía. Ese es el concepto de "solidaridad" de Florentino.
Se le entiende todo y nadie le cree. A las pruebas me remito. Ni siquiera siguen con él los socios con los que empezó este golpe de estado al fútbol con una declaración unilateral de independencia que ha tenido el mismo éxito que la de Carles Puigdemont hace tres años. Efímero. Cada uno recoge lo que siembra.