Felicidades, campeones. Tenéis que sentiros orgullosos porque os habéis convertido en la selección que ha acabado enamorando, seduciendo, conquistando, emocionando, turbando, alterando, ilusionando y alucinando a todo el universo futbolístico. Enhorabuena, campeones. Os habéis ganado a pulso el Mundial por vuestro espíritu ganador. El mundo es vuestro y no os debe extrañar que todos se rindan ante el juego estratosférico que habéis practicado a lo largo de todo el campeonato. Habéis demostrado que sois una generación de catedráticos del fútbol arte y talentoso. Tras lo vivido por el combinado de Vicente del Bosque, uno ya se puede morir tranquilo.
Enhorabuena, campeones, habéis tocado el cielo y habéis entrado en el Olimpo de los elegidos por méritos propios. Nadie os ha regalado esa estrella que a partir de ahora lucirá en la zamarra roja. Todos, sin excepción alguna, merecéis la eternidad. Catalanes, castellanos, asturianos, andaluces, vascos, valencianos, navarros, canarios o manchegos habéis logrado tocar el cielo por haberos convertido en los campeones de la unidad, los campeones del mundo. Gracias por habernos llevado hasta la gloria. Este país, gracias a vosotros, ha logrado en este torneo proyectar al mundo una imagen moderna, ganadora y llamativa por el fútbol vistoso de jugadores que han demostrado que haciendo piña se puede conquistar todo lo que uno se proponga. La conquista de esta Copa del Mundo será recordada para siempre y es el mejor motivo para lograr que, a partir del próximo año, el día 11 de julio sea declarado fiesta nacional.