El 'espíritu Valverde' se traslada al baloncesto: La vergüenza de la Euroliga
Llull golpeó en las partes a un jugador del Partizán y Yabusele lesionó a otro con una llave de judo.
En Europa no dan crédito. El Real Madrid se ha convertido en la vergüenza del baloncesto europeo después del episodio patrocinado en el WiZink Center, en su duelo de playoffs de la Euroleague contra el Partizán de Belgrado.
A falta de 1:40 para terminar el partido, y estando 15 puntos abajo en el marcador, Sergio Llull cometió 'un Batum' y golpeó con un puñetazo las partes más íntimas de Kevin Punter, quién trató de responder y terminó desatándose la tormenta en el WiZink.
Punter vio como Gaby Deck se le lanzó agresivamente, le tiró para atrás y de golpe apareció Yabusele, la mayor vergüenza del baloncesto europeo. Disfrazado de Fede Valverde, el interior del Real Madrid le hizo una llave de judo al ex del Barcelona, Dante Exum, y terminó lesionándole.
Después de varios minutos de visionado, los colegiados decidieron terminar el partido antes de tiempo por la vergüenza vivida en Madrid, otorgándole la victoria al Partizán, que se marcha a Belgrado con un 0-2 favorable en el marcador de la eliminatoria después de dos encuentros en la capital de España.
¡Yabusele no puede volver a jugar!
Le perdonaron encararse con un árbitro en la ACB, pero en Europa tiene que ser distinto. Con la llave de judo sobre Exum, Yabusele terminó lesionando al exterior australiano, que tuvo que abandonar en muletas el pabellón al haber sufrido la rotura de un tendón del dedo del pie.
De los 24 jugadores que estuvieron en el Real Madrid - Partizán, 21 terminaron expulsados por los colegiados. 3 de ellos terminaron sin descalificar, entre los que está Sergio Llull, quién propinó un puñetazo en las partes a Kevin Punter y propinó toda la batalla campal en el WiZink.
La mayor desvergüenza se vivió nuevamente en el WiZink, cuando los aficionados del Real Madrid ovacionaron al agresor Yabusele, al igual que hicieron en el Santiago Bernabéu con Fede Valverde. Ya sabemos de qué pie cojean... ¡Qué vergüenza!
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