Tras la debacle ante el Villarreal en Montjuïc, Xavi anunció su intención de marcharse el 30 de junio invalidando así el contrato que tenía firmado con el Barça.
Fue una decisión tomada unilateralmente que pilló por sorpresa a Joan Laporta. La renuncia de Xavi a completar su contrato hasta el final significaba también su renuncia a cobrar una indemnización.
A lo más que puede aspirar este equipo es a competir
Pero las cosas mejoraron y el equipo mostró destellos que dieron pie a pensar que la situación de crisis se podía remontar. Fue cuando llegó la rueda de prensa de Laporta ratificando a Xavi hasta el final de su contrato, que expira en 2025.
La temporada ha acabado peor de lo esperado y Xavi vuelve a estar en el disparadero después de irritar a Joan Laporta con declaraciones públicas como la de "se ha acabado lo de hace 25 años cuando el club le traía a su entrenador todo lo que pedía" y su mensaje calcado al de Koeman: "esto es lo que hay", previniendo de cara al futuro que a lo más que puede aspirar este equipo es a competir, y admitiendo que los fichajes eran imprescindibles. Es decir, pasaba la pelota a Joan Laporta.
El club de la Champions que menos gastó en refuerzos
Xavi estaba molesto. El Barça fue el club de la Champions League que menos invirió en refuerzos este verano: 3,4 millones en Oriol Romeu. Y la llegada de Vitor Roque acabó por romper la cuerda de la frágil relación de Laporta con su entrenador.
Laporta se ha sentido decepcionado por el maltrato que Xavi le ha dado al fichaje más ilusionante de la temporada, un fichaje que el técnico nunca pidió y que le ha servido para recordarle al presidente que si había dinero para fichar a Vitor Roque, también lo había para contratar a Kimmich o Zubimendi, sus dos únicas peticiones.
Xavi está ahora más fuera que dentro del Barça, pese a los desvelos del "influencer" sin cargo en la junta, Alejandro Echevarría. Y como sucedió con los jugadores de baloncesto Mirotic y Higgins, el Barça tendrá que indemnizarle económicamente sin disfrutar de su trabajo la próxima temporada, mientras paga al nuevo entrenador.
La broma le saldrá cara a Laporta
Una cosa es que Xavi decida no seguir y otra bien diferente que sea despedido. Si eso es lo que ocurre, tal y como están las cosas, la broma la va a costar cara a Laporta. Pudo haberle tomado la palabra librándose de él a coste cero. Pero optó por seguir confiando en él y tendrá que pagarle a Xavi un finiquito que se mueve entre los 15 y los 20 millones.
Y a malas, Xavi no va a perdonar un euro. Lo quiere todo. De hecho ya puso de su bolsillo para fichar por el Barça pagando parte de su cláusula de rescisión al Al Sadd. Ahora lo tiene muy claro: si Laporta quiere echarle, que pague.