Escandaloso final de partido el que hemos visto en el Bernabéu en la resolución de las semifinales de la Champions League. El Real Madrid ha tumbado al Bayern y jugará la final de Wembley. Pero el precio es muy caro: la sombra de la sospecha vuelve a caer sobre sus victorias. Nada nuevo en la historia negra del club blanco.
El Bayern de Múnich ha descubierto que lo que en Madrid llaman épica en realidad no es otra cosa que atraco a mano armada. Cada uno lo puede llamar como quiera, pero la realidad es que el resultado siempre es el mismo: gana el Real Madrid y siempre necesita de la ayuda del árbitro. De lo contrario, sin ayuda arbitral no hay party.
Era el minuto 102 de partido. Ganaba el Real Madrid por 2-1. Un mal despeje de Mendy lo aprovecha Müller para ceder a su compañero De Ligt, que anotó en posición correcta el empate a dos. Pero hoy tenía que ganar el Real Madrid y el árbitro se empeñó en no estropear la fiesta blanca.
No es la primera vez que suceden cosas así con el Real Madrid por medio. De hecho el equipo lanco no tendría que haber jugado este partido porque ya debió quedar eliminado en octavos si los árbitros de los dos partidos no se hubieran empeñado en echar al Leipzig de la competición.
Las cosas que pasan en el Bernabéu
El árbitro polaco Szymon Marciniak pitó antes de que De Ligt rematara, por si acaso, y anuló la acción por un fuera de juego que no existió. Curioso que invalidara la jugada cuando los árbitros permiten concluirla desde que el VAR entró en funcionamiento.
Mala suerte para el Bayern, que precisamente con Ancelotti en su banquillo descubrió recientemente lo que se siente cuando a uno le roban en el Bernabéu. Entonces Ancelotti se quejó amargamente. Hoy no dirá nada.
La indignación entre los jugadores alemanes era total: "Creo que todos sabemos las reglas, si no está claro el fuera de juego tienes que dejar jugar. Ha sido una vergüenza. Con el gol de Joselu es casi fuera de juego y deja seguir jugando y con nosotros...".
Son las cosas que pasan en el Bernabéu cuando el Real Madrid no sabe ganar solo con su juego.