La eliminación en Europa ha dolido, pero Joan Laporta no quiere que esa herida se convierta en excusa. El presidente del FC Barcelona ha salido al paso con un mensaje rotundo, directo y sin rodeos.
No es el momento de caer, no es el momento de rendirse. Porque queda una Liga por pelear y porque hay un Clásico que puede cambiarlo todo.
Una derrota dolorosa, pero no definitiva
El partido en Milán dejó al Barça fuera de Europa, fue un golpe duro, sobre todo por la forma. Laporta, en su comparecencia, no evitó el tema. Reconoció el esfuerzo del equipo, agradeció a Hansi Flick su trabajo y lamentó las decisiones arbitrales que condicionaron el resultado.

Pero no se quedó en la queja, el presidente fue claro: “No hay tiempo para lamentos”. Y ahí empezó a repetir la frase que marcó su discurso: “Ahora toca centrarse en La Liga”. Porque el fútbol no espera y el Barça tiene por delante un final de temporada clave.
El Clásico como punto de inflexión
Laporta lo tiene claro: todo pasa por el Clásico. Este domingo en Montjuïc, el Barça se enfrenta al Real Madrid en un partido que puede decidir muchas cosas. Ganar no solo daría vida en la lucha por la Liga, sino que también podría devolver la confianza perdida.
El presidente es consciente de que en el vestuario hay cansancio, frustración y dudas. Sin embargo, insiste en que este no es el momento para rendirse. Al contrario, cree que entre todos, jugadores, cuerpo técnico y afición, hay que devolver la alegría al equipo.
Laporta se muestra convencido: ve “al barcelonismo orgulloso de este equipo”. Y eso, dice, es fundamental. No solo por la evidente mejora del grupo, sino también por la actitud y el compromiso que están demostrando.
El Barça tiene equipo, tiene talento y tiene una oportunidad. El Clásico será el termómetro del carácter de este grupo. Y Laporta ha querido recordárselo con su energía habitual.
La afición, más importante que nunca
Laporta también miró a los seguidores, su mensaje fue de agradecimiento, pero también de necesidad. Pidió que Montjuïc sea una caldera. Que nadie se baje del barco, que, pese al golpe europeo, el equipo sienta el aliento de su gente más que nunca.
Si el Barça quiere cerrar la temporada con un título, necesita que todos remen en la misma dirección.