A Joan Laporta y a sus dos hombres de confianza, Josep Cubells y Juan Carlos Navarro, les supo a poco que el Barça llegara a la Final Four y la perdiera hace dos años. Y buscaron un chivo expiatorio: Nikola Mirotic. Como siempre en estos casos, el cabeza de turco no lo habían traído ellos, era una mochila heredada del pasado y había que liquidarla.
Mirotic, como Lewandowski y Frenkie De Jong
Nikola Mirotic aceptó dejar la NBA para fichar por el Barça perdiendo dinero. Luego, por la pandemia, aceptó cobrar por debajo de lo estipulado en el contrato que tenía firmado a cambio de recuperar el dinero "perdonado" en sus dos últimos años firmados. Un caso parecido al de Robert Lewandowski y Frenkie De Jong, que cobrarán cantidades astronómicas los dos próximos años por el mismo motivo. Pero Laporta no atendió a razones y optó por echarle del Barça a pesar de tener todavía dos años más de contrato. Tenía prisa por sacarse de encima a un "Ronaldinho" que no era suyo.
Mirotic hizo las maletas y se fue al Armani Milán, pero sin perdonar un solo euro de la deuda que el Barça tenía contraída con él: 22 millones brutos por los dos años de contrato que le quedaban. En realidad su salario era inferior, pero en los dos últimos años recuperaba lo que había dejado de ingresar en años anteriores.
Del 3-0 al Madrid con Mirotic al 0-3 sin Mirotic
Mirotic se fue del Barça dejándolo campeón de la ACB: 3-0 al Real Madrid en la serie final. Este año, sin Mirotic, el Barça no solo no ha perdido la Final Four, porque no ha llegado a ella, sino que ni siquiera ha llegado a la final de la Liga ACB. El Real Madrid liquidó al Barça en la semifinal por el mismo resultado que el año anterior, pero al revés: 0-3.
Es la diferencia entre tener a Mirotic o no tenerlo. El Barça decidió poner en marcha un nuevo proyecto liquidando a sus tres elementos más carismáticos: Sarunas Jasikevicius, Nikola Mirotic y Corey Higgins. Y se gastó el dinero con fichajes en los que hubo que pagar traspaso. Dejaron el equipo en manos de un amigo sin experiencia, Roger Grimau. Y llegaron Joel Parra, Brizuela y Hernangómez... Llegaron para ser suplentes. Solo Jabari Parker, un melón por abrir, cumplió discremante con lo que se esperaba de él.
Perder con Laporta no tiene consecuencias si uno es amigo
El Barça se debilitó. Cambió pesos pesados por fondo de armario. Pero en el Barça de Laporta perder, si los que pierden son sus amigos, no tiene consecuencias. Incluso ganarlo todo sin perder un partido en toda la temporada puede ser motivo de cese para "dar un nuevo impulso a la sección", que se lo pregunten a Xavi Pasqual, antiguo entrenador del balonmano.
En el baloncesto es diferente porque los causantes del desaguisado son amigos. Y tienen crédito mientras el Palau se indigna. Ahora se ha sabido que Mirotic, que no juega para el Barça y sí para un rival, el Olimpia de Milán, acabará cobrando hasta el último euro. ¿Era necesario echarle para que anote canastas para otro equipo mientras paga el Barça?
Hoy confirma el diario As que el Barça consumará la cacicada pagando la totalidad del contrato de Mirotic y de Higgins. Mirotic, harto, ha aceptado cobrar a plazos. El Barça pretende evitar un juicio que tiene perdido, porque lo que se firma en un contrato hay que cumplirlo y el Barça no lo ha hecho.
Lo de Vitor Roque no es un ejemplo de trabajo bien hecho
Es decir, Mirotic seguirá cobrando cuatro, cinco o seis millones al año del Barça mientras el club barcelonista no se aprovecha de su talento y en cambio otro equipo disfruta de uno de los mejores jugadores de Europa.
Es un ejemplo del descontrol que existe ahora mismo en el Barcelona, en donde no hay dinero para cumplir con el fair play financiero y se gastan 30 millones en el fichaje de un jugador, Vitor Roque, al que el entrenador no quiere, seguramente porque algo le huele a podrido en esa operación.
Pero lo de Mirotic es rizar el rizo: pagar 22 millones a un baloncestista para que juegue en otro equipo. Laporta es capaz de eso y de mucho más, aunque luego diga que el Barça ha revertido sus problemas económicos trabajando. En el baloncesto, trabajo poco. Improvisación, demasiada.