Uber acaba de anunciar un cambio histórico en la forma en que nos movemos. La empresa quiere desplegar 20,000 robotaxis, vehículos autónomos que no necesitan conductor humano, en distintas ciudades alrededor del mundo.
Para ello, Uber firmó un acuerdo con Lucid, que fabricará los SUV eléctricos Lucid Gravity, y con Nuro, que proveerá la tecnología de conducción autónoma de nivel 4. Estos autos podrán operar solos en áreas específicas, sin necesidad de intervención humana.
El plan es comenzar en una gran ciudad estadounidense en 2026 y luego expandirse a nivel global en los próximos seis años. Uber manejará la plataforma tecnológica que conecta pasajeros, organiza viajes y gestiona los pagos. Sin embargo, este salto no será inmediato ni sencillo.

Los obstáculos que frenan la llegada masiva de los robotaxis
Aunque la tecnología está lista para dar el salto, la regulación es un gran desafío. Cada ciudad y estado tiene sus propias leyes y normativas para aprobar vehículos autónomos. Uber debe obtener permisos, demostrar la seguridad del sistema y cumplir con estrictos controles antes de poder operar con pasajeros.
Además, no todas las áreas están listas para aceptar estos coches sin conductor. En ciudades pequeñas o zonas rurales, la falta de infraestructura y densidad de viajes hace que el negocio aún no sea viable. Por eso, la llegada de los robotaxis será gradual y se limitará primero a zonas urbanas y tecnológicamente avanzadas.
¿Qué futuro les espera a los taxistas humanos?
Para los taxistas, esta noticia puede ser preocupante. El CEO de Uber, Dara Khosrowshahi, dijo que los robotaxis convivirán con conductores humanos al menos durante una década.
Esto quiere decir que los conductores seguirán siendo clave en viajes difíciles, como en zonas rurales, suburbios, mal clima y traslados especiales.
La expectativa es que los robotaxis absorban inicialmente los viajes nocturnos a aeropuertos, los recorridos en los centros urbanos muy concurridos y las zonas universitarias. Por eso, aunque la competencia llegará, el cambio será progresivo y permitirá que los taxistas se adapten, quizá orientándose a servicios más personalizados o especializados.
Economía y tecnología: el gran equilibrio
Para que un robotaxi sea rentable, debe costar menos de 50,000 dólares y operar con alta eficiencia. Por ahora, los márgenes son estrechos y el despliegue a gran escala es un desafío costoso.
Además, Uber no fabrica los autos ni la tecnología de conducción autónoma. Su estrategia es asociarse con empresas como Lucid y Nuro para integrar sus vehículos en la plataforma Uber. Esto le permite ampliar la oferta rápidamente una vez que las regulaciones lo permiten en cada ciudad.