Cada vez que se realiza la compra, uno de los criterios esenciales en la elección del producto es la fecha de caducidad. Esto se debe a que, si la fecha de caducidad está próxima, generalmente se evita adquirir el producto. Este comportamiento surge del temor a consumir un alimento que haya superado la fecha indicada en el envase.
Es fundamental distinguir entre "fecha de caducidad" y "fecha de consumo preferente". En el primer caso, el fabricante no garantiza la calidad del producto después de esa fecha. En el segundo caso, aunque el sabor y la textura pueden cambiar, no necesariamente implica un riesgo para la salud.
Contrario a la creencia popular de que hay alimentos que nunca caducan, la realidad es que todos los alimentos tienen un período de caducidad. Con el tiempo, pierden sus propiedades, sabor e incluso pueden volverse dañinos para nuestra salud. Es crucial diferenciar entre la "fecha de caducidad" y la "fecha de consumo preferente".
La fecha de caducidad indica que el fabricante no asegura la calidad del producto más allá de esa fecha. La fecha de consumo preferente, aunque puede afectar el sabor y la textura, no necesariamente representa un peligro para la salud.
Los alimentos que puedes consumir caducados, según la OCU
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado una lista de alimentos que, siempre y cuando no estén abiertos o muestren signos evidentes de deterioro, pueden ser consumidos después de su fecha límite.
El objetivo principal de esta iniciativa es concienciar a la población sobre los riesgos asociados con el consumo de productos en mal estado. No obstante, la OCU menciona tres categorías de alimentos que, a pesar de mostrar signos de moho, pueden ser consumidos si se eliminan las partes afectadas.
Aunque la recomendación general es desechar la mayoría de los alimentos en estado de descomposición, la OCU destaca tres excepciones que pueden ser consumidas con precaución.
1. Frutas y verduras firmes
Las verduras de consistencia firme, como los pimientos, zanahorias o repollo, pueden ser consumidas después de retirar la zona afectada, dejando un margen de seguridad de dos centímetros alrededor y por debajo del área con moho.
2. Jamones y embutidos curados
Aunque los jamones y embutidos pueden desarrollar hongos en su superficie, su consumo no implica riesgos si se elimina la parte afectada antes de consumirlos.
3. Quesos duros
Los quesos duros, con bajo contenido de humedad, como el gouda o el sardo, son seguros para el consumo después de eliminar la parte que rodea el moho, dejando un margen de dos centímetros alrededor y por debajo del área afectada.