Si has recibido una multa en Nueva York últimamente sin saber cómo ni cuándo cometiste una infracción, no estás solo. Cada vez más conductores están recibiendo sanciones sin haber sido detenidos por la policía, y muchos no entienden qué está pasando.
La razón: la ciudad ha puesto en marcha un nuevo sistema de control automatizado en puentes, túneles y zonas de construcción. ¿El objetivo? Castigar a quienes exceden los límites de velocidad, sin importar si lo hacen por costumbre o por descuido. Las cámaras lo ven todo y, días después, la multa aparece en tu buzón.
El porqué de estas nuevas medidas
Nueva York está en guerra contra el exceso de velocidad y con razón. En 2022 hubo más de 100.000 accidentes por exceso de velocidad en Estados Unidso y más de 250 en Nueva York en 2024.

Las autoridades decidieron actuar. La gobernadora Kathy Hochul firmó una legislación que fortalece el sistema de control de velocidad, especialmente en zonas de riesgo como obras viales, donde los trabajadores están en peligro constante.
Estos nuevos controles automáticos forman parte del Programa de Control de Velocidad en Zonas de Obra. Pero el plan va más allá de las obras: también cubre puentes y túneles, donde muchos aceleran sin pensar en el riesgo.
Multas escalonadas (y acumulativas)
Una de las cosas que más confunde a los conductores es la manera en que se aplican las sanciones. Aquí va una guía rápida:
- Primera infracción: $50
- Segunda en 18 meses: $75
- Tercera (o más) en ese periodo: $100
Es decir, cuanto más reincidas, más pagas. Y como las multas llegan sin contacto directo, muchos ni se enteran hasta que ven el sobre en casa. No quitan puntos del carnet, pero sí pueden vaciar tu bolsillo si no prestas atención.

El mensaje es claro: si no aprendes a la primera, lo harás a la tercera… pagando más.
Un cambio que va más allá de las multas
Esto no es solo una campaña de multas, es una transformación profunda en cómo se entiende la seguridad vial en Nueva York. Además de las nuevas cámaras, también entró en vigor la Ley de Sammy, que reduce la velocidad máxima en muchas zonas urbanas a 32 km/h. Su nombre honra a un niño de 12 años atropellado por un conductor a exceso de velocidad.
Y es que, más allá de castigar, lo que busca esta legislación es evitar tragedias. Porque cuando vas a 60 en lugar de 40, no solo corres tú más riesgo: también multiplicas el peligro para peatones, ciclistas y trabajadores.
Al cruzar un puente o túnel en Nueva York, recuerda: el radar no perdona y el daño puede ser fatal. Conducir más despacio no solo es más seguro… también es más barato.