Durante años, los clientes de McDonald's han debatido por qué su ketchup tiene un sabor tan distinto. Es menos especiado, un poco más ácido y con un toque más suave que el de otras marcas populares. La pregunta era recurrente: ¿por qué el ketchup de McDonald’s no es como el del supermercado?
Aunque parecía un detalle sin importancia, la respuesta estaba ligada a decisiones estratégicas de alto nivel. McDonald’s no solo cuida el pan o la carne de sus hamburguesas, también protege la fórmula de su salsa. Así pues, recientemente, la compañía ha revelado el motivo por el que su ketchup en Estados Unidos tiene una identidad propia y no lleva el nombre de Heinz.

McDonald's dijo adiós a Heinz y nació una receta exclusiva
Desde su fundación en 1955, McDonald's trabajó con Heinz como proveedor oficial de ketchup. Fue una relación que duró décadas, hasta que en 2013 un cambio inesperado lo cambió todo. Bernardo Hees, exdirector de Burger King, fue nombrado CEO de Heinz, lo que llevó a McDonald’s a cortar lazos con la empresa.
La decisión fue rápida y firme. McDonald’s entendió que no podía compartir proveedor con uno de sus grandes rivales, así que optó por desarrollar su propio ketchup. Esta jugada le permitió controlar el sabor del producto, garantizando una experiencia uniforme en todos sus restaurantes.
Desde entonces, cada sobre de ketchup que se sirve bajo los arcos dorados está producido exclusivamente por la compañía. Además, su fórmula cuenta con una distinción especial: está clasificado como ketchup “Fancy” por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Este nivel de calidad se otorga únicamente a las salsas que contienen al menos un tercio de sólidos de tomate, tienen un color intenso y una textura homogénea.

Similitudes, diferencias y una apuesta por la coherencia
A simple vista, muchos podrían pensar que el ketchup de McDonald's y el de Heinz son prácticamente iguales. Sin embargo, hay pequeñas diferencias que cambian por completo la experiencia. McDonald's usa una receta más simple, en la que incluso se incluye agua para aligerar la textura y mantener un sabor más limpio.
Heinz, por su parte, no diluye su producto, y añade cebolla en polvo y especias, creando un perfil más complejo y condimentado. El resultado es una salsa más intensa, mientras que la de McDonald's apuesta por el dulzor del tomate sin saturar el paladar. Esta decisión, aparentemente técnica, es clave para acompañar las hamburguesas y patatas de la cadena sin eclipsar su sabor.
La receta varía ligeramente en algunos países, adaptándose a las normativas locales. En Reino Unido, por ejemplo, se utiliza glucosa-fructosa en lugar del tradicional jarabe de maíz. Aun así, la intención es siempre la misma: que cada cliente reconozca el ketchup de McDonald's desde el primer bocado, sin importar en qué parte del mundo esté.

Una estrategia de sabor que define la marca
El control sobre su ketchup no es un caso aislado dentro de la estrategia de McDonald’s. La cadena también colabora con Coca-Cola para que el sabor de su refresco sea distinto al de otras marcas que venden la misma bebida. Sin embargo, con el ketchup decidieron ir un paso más allá: prescindieron de cualquier proveedor y asumieron la producción completa.
Esto les da un control absoluto sobre la calidad y el sabor, y evita depender de terceros. También garantiza que el cliente siempre tenga la misma experiencia, tanto si está en Nueva York como en Los Ángeles. Este enfoque refuerza la identidad de la marca, que busca diferenciarse no solo por sus productos, sino también por los detalles que acompañan cada menú.
Mientras Heinz sigue siendo el rey del supermercado, McDonald’s ha demostrado que dentro de sus restaurantes, la experiencia está totalmente diseñada por ellos. Su ketchup, lejos de ser una simple salsa, es parte de su ADN.