Tesla vive un momento peculiar: los pedidos del Model Y se dispararon de forma inesperada a mediados de agosto. No fue por promociones ni mejoras, sino por algo más simple y urgente: el crédito fiscal de 7,500 dólares está por expirar
Este subsidio ha sido clave para que muchos consumidores se animaran a comprar un coche eléctrico. Sin él, el precio final del vehículo sube de golpe, y eso hace que los compradores se apresuren. Este trimestre será el último en que se pueda aprovechar, y la noticia ha generado un efecto inmediato: un aluvión de pedidos que ha sorprendido incluso a Tesla.
Efectos visibles en el mercado
El impacto de este último impulso se nota en los tiempos de entrega. El Model Y, que antes se podía conseguir en 1-3 semanas, ahora tarda entre 4 y 6 semanas. La demanda se ha disparado de manera tan repentina que los inventarios no dan abasto.

Sin embargo, no todo es tan positivo como parece. Este pico de ventas podría ser temporal, un fenómeno que en economía se llama “rebote de gato muerto”. Es decir, algo parece resurgir con fuerza, pero podría ser solo un paréntesis antes de una caída más prolongada.
El futuro sin subsidios
Una vez que desaparezca el crédito fiscal, los consumidores deberán decidir si comprar un Tesla sigue siendo conveniente. Sin el incentivo de 7,500 dólares, el precio total del vehículo aumenta significativamente, y eso podría frenar las ventas.
Elon Musk advirtió que los próximos trimestres serán difíciles por la conducción autónoma y la desconfianza de los usuarios. En este contexto, Tesla deberá encontrar nuevas formas de mantener el interés de los compradores.

Competencia y desafíos
Tesla no está sola en el mercado eléctrico. Marcas como Hyundai, BYD o Volkswagen han lanzado modelos más asequibles, con buena tecnología y opciones atractivas para el consumidor promedio. Sin el crédito fiscal, Tesla tendrá que competir en igualdad de condiciones, lo que podría afectar sus ventas.
Además, 2025 ha sido un año desafiante para la marca. Las decisiones y controversias de Musk, sumadas a los problemas con la conducción autónoma, han hecho que la confianza de los consumidores se vea afectada. Algunos compradores ahora consideran alternativas más económicas y confiables, principalmente de fabricantes chinos.
Por ahora, lo único seguro es que quienes querían aprovechar el crédito ya están comprando sus Tesla. El reto para la compañía será adaptarse a un mercado sin ayuda financiera y seguir destacando frente a la competencia. El tiempo corre, y la cuenta atrás ha comenzado.