Los sueños futuristas de Elon Musk vuelven a estar bajo escrutinio. Esta vez, el protagonista es el robotaxi de Tesla, el vehículo autónomo que prometía cambiar el mundo… pero que está sembrando dudas (y miedo) en las calles de Austin, Texas.
Un lanzamiento lleno de errores
Todo comenzó con entusiasmo, Tesla anunció que su flota de vehículos sin conductor salía a las calles en modo de prueba. La promesa era clara: taxis 100 % autónomos, revolucionando la movilidad urbana. Pero apenas unas horas después del lanzamiento, comenzaron a aparecer vídeos y no eran precisamente buenas noticias.
Usuarios publicaron clips donde los coches cometían errores graves: frenazos repentinos, cambios de carril peligrosos y maniobras ilegales. En uno de los casos más comentados, un robotaxi ignoró una señal de giro obligatorio y se metió en una intersección de forma errática. Todo esto con pasajeros dentro.

Las autoridades ya investigan
Como era de esperar, los vídeos llegaron a oídos de la NHTSA, la agencia estadounidense encargada de la seguridad en las carreteras. Rápidamente confirmaron que están investigando los incidentes.
Aunque hay un “monitor de seguridad” a bordo, que un coche autónomo cometa esos errores sigue siendo muy preocupante. Muy preocupante.
Aún no hay medidas oficiales, pero la presión pública y mediática es evidente. La posibilidad de suspender el programa de pruebas no está descartada.
Tesla guarda silencio… y eso preocupa más
Lo más llamativo no son solo los errores de los coches, es la falta de respuesta de Tesla. Hasta ahora, la compañía no ha emitido ningún comunicado oficial. No ha respondido a los vídeos, no ha dado explicaciones.
Ese silencio ha sido interpretado por muchos como una forma de minimizar el problema, mientras la polémica crece. Y como suele pasar, cuando una empresa calla, otros hablan por ella.

La competencia avanza sin escándalos
Mientras tanto, Waymo, el proyecto de vehículos autónomos de Google, ya opera en varias ciudades con taxis sin conductor y sin supervisores humanos. Y lo más importante: lo hace sin provocar incidentes graves.
Waymo lleva años probando y refinando su tecnología. Tesla, en cambio, parece estar probando directamente en la calle, con todos mirando. El resultado: desconfianza, memes, vídeos virales… y una caída del 3 % en las acciones de la empresa al día siguiente del escándalo.
El futuro necesita responsabilidad
La innovación emociona, pero sin seguridad no sirve. Los fallos de Tesla lo dejan claro: el futuro exige control y responsabilidad.
Por ahora, la pregunta ya no es cuándo llegará el coche autónomo.
La verdadera pregunta es: ¿nos sentiremos seguros cuando lo haga?