No hay semana en que Donald Trump no sorprenda al mundo, esta vez, el foco está en los medicamentos. En recientes declaraciones, el expresidente anunció que planea imponer aranceles de hasta 250% sobre productos farmacéuticos importados a Estados Unidos. Además, esta medida también afectaría a semiconductores y chips.
El objetivo, según Trump, es claro: fomentar la producción nacional y reducir la dependencia de otros países. “Queremos que los productos farmacéuticos se fabriquen en nuestro país”, afirmó.
La Sección 232: la herramienta legal
Esta medida no surge de la nada. Trump se basa en la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que permite al presidente evaluar si ciertas importaciones representan una amenaza para la seguridad nacional.

Si se considera que hay riesgo, la Sección 232 autoriza a imponer aranceles a productos extranjeros. Así, medicamentos provenientes de países como Australia, Suiza o miembros de la Unión Europea podrían enfrentar impuestos masivos.
Aranceles progresivos y récord
Trump explicó que los aranceles no llegarán de golpe. Comenzarían con un porcentaje reducido, subirían al 150% en un año y podrían alcanzar el 250% en 18 meses.
El expresidente argumenta que otros países se benefician económicamente de Estados Unidos, mientras que la producción nacional sufre. Por eso, insiste en que los aranceles son necesarios para proteger la industria local.
Impacto en los estadounidenses
Si estas medidas se implementan, los consumidores lo sentirán en el bolsillo. La industria farmacéutica depende de ingredientes activos importados y medicamentos terminados.
Un aumento del 250% en aranceles podría traducirse en medicamentos más caros y posibles desabastecimientos. Quienes más sufrirán serán los ancianos y las familias de bajos ingresos, que dependen de tratamientos crónicos y medicinas esenciales.
Además, 17 compañías farmacéuticas recibieron cartas de Trump solicitando reducciones de precios bajo amenaza de aranceles. Su mensaje fue claro: si no bajan los costos de Medicaid y Medicare, se aplicarán todas las herramientas legales disponibles para “proteger a las familias estadounidenses”.

Reacción de la industria
La industria farmacéutica ya advirtió sobre los riesgos. Interrupciones en la cadena de suministro podrían ser inmediatas. El aumento de costos también podría limitar el acceso a medicamentos vitales.
Empresas de Irlanda, India, China y Alemania, países clave en la fabricación de fármacos, podrían reducir envíos ante los nuevos aranceles. Esto tendría un efecto directo en los consumidores estadounidenses, generando una situación compleja en farmacias y hospitales.