Spirit Airlines, la aerolínea de bajo coste que muchos estadounidenses adoraban, vuelve a declararse en bancarrota. Tras salir de una primera reestructuración en marzo, la compañía no logró estabilizarse y ahora se acoge nuevamente al Capítulo 11.
Con más de 10.000 millones de dólares en deuda y una flota demasiado grande para su demanda, Spirit atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. Lo que fue un símbolo de viajes baratos y accesibles hoy se enfrenta a una crisis que amenaza su supervivencia.
El modelo low cost que ya no convence
La esencia de Spirit siempre fue vender billetes muy baratos y luego cobrar por extras como maletas, selección de asiento o comidas a bordo. Esta estrategia funcionó cuando la competencia era limitada, pero con la entrada de aerolíneas tradicionales al mercado de tarifas bajas, la fórmula comenzó a fallar. Las grandes compañías ofrecen precios similares pero con más comodidades, lo que dejó a Spirit en desventaja.

Intentaron compensar con una fusión con JetBlue, pero fue bloqueada por el gobierno en 2024. Sin esa ayuda, cada asiento vendido podía generar pérdidas. La pandemia de 2020 también aceleró su declive, y desde entonces nunca ha logrado recuperar su antigua estabilidad.
Problemas de flota y costos
Otro desafío para Spirit es su flota sobredimensionada. La compañía tiene más aviones de los que puede mantener y enfrenta altos costos, sobre todo por los Airbus europeos. Según Bloomberg, podrían cancelarse hasta 150 contratos de arrendamiento en esta segunda quiebra.
Subir los precios para compensar los gastos no es viable, porque dejaría de ser una aerolínea low cost. Mantener las tarifas bajas, en cambio, significa seguir perdiendo dinero. Es un dilema difícil de resolver, que pone en riesgo la continuidad de sus operaciones.

Futuro incierto y opciones de salvación
Por ahora, los vuelos continúan, aunque algunos podrían cancelarse o sufrir cambios de frecuencia. Los pasajeros deben estar atentos antes de viajar. La gran interrogante es si Spirit logrará reinventarse o terminará absorbida por la competencia.
Una posible salida es la fusión con Frontier Airlines, otra compañía de bajo coste que ya intentó adquirir Spirit en el pasado. Esta unión permitiría optimizar rutas, ajustar la flota y competir mejor con gigantes como Delta, American o United. Sin embargo, aún no se ha concretado nada.
Spirit fue pionera en ofrecer vuelos baratos y accesibles, pero el mercado cambió. La pregunta es si la aerolínea puede adaptarse a los nuevos tiempos o si este será su último despegue. Lo que un día fue una revolución hoy se enfrenta a un futuro incierto, donde la supervivencia dependerá de decisiones rápidas y estratégicas.