En lo profundo de la Amazonía, en el río Guaropé que marca la frontera entre Brasil y Bolivia, un grupo de conservacionistas hizo un hallazgo histórico. Allí, encontraron más de 41.000 tortugas gigantes de río sudamericanas reunidas en una única zona de anidación. Este hallazgo rompe un récord mundial y abre una oportunidad clave para proteger a una especie en peligro.
La tortuga Arrau, también conocida como tortuga gigante del Amazonas, es el reptil de agua dulce más grande de América Latina. Se alimenta de vegetación y realiza migraciones estacionales para llegar a las playas donde deposita sus huevos, formando espectaculares concentraciones que, hasta ahora, no habían sido documentadas con tanta magnitud.
El reto de contarlas
Durante años, los intentos por estimar el número real de tortugas en estas agregaciones se enfrentaron a problemas técnicos y logísticos. Los métodos tradicionales de conteo, basados en la observación directa, tenían dos grandes problemas. A veces no estaban todas las tortugas y, en otras, la misma podía contarse más de una vez.

Esto generaba cifras inconsistentes que dificultaban la evaluación del estado real de la especie y, por lo tanto, la implementación de medidas de conservación efectivas.
Un método innovador
Para resolver estos desafíos, un equipo de investigadores de la Universidad de Florida desarrolló un enfoque completamente nuevo. La primera etapa consistió en marcar con pintura blanca los caparazones de 1.200 tortugas, creando así una muestra controlada que sirviera de referencia. Luego, se usaron drones durante 12 días, con cuatro vuelos diarios que capturaron unas 1.500 imágenes por vuelo.
A partir de este material, los científicos aplicaron un modelo estadístico basado en probabilidades, diseñado para evitar tanto el conteo duplicado como la omisión de ejemplares ausentes en momentos específicos. El resultado fue claro: 41.000 tortugas, la mayor concentración de agua dulce registrada en el mundo.
Implicaciones para la conservación
Este logro científico va mucho más allá de una simple cifra récord. El nuevo método abre la puerta a estudios más fiables sobre poblaciones de tortugas en otros países amazónicos como Colombia, Perú o Venezuela. Contar con datos precisos permitirá establecer estrategias de conservación más efectivas, detectar patrones de comportamiento y evaluar el impacto de amenazas como la caza ilegal o la destrucción de hábitats.
Sin embargo, el descubrimiento también es un recordatorio de la fragilidad de estas poblaciones. Aunque 41.000 ejemplares pueda parecer una cifra enorme, las presiones humanas y los cambios en el ecosistema pueden reducirla drásticamente si no se toman medidas firmes y continuas. La Amazonía ha revelado un tesoro oculto durante años; ahora el reto es asegurar que este espectáculo natural perdure generación tras generación.