El Real Madrid ha convertido el calendario en su principal tema de conversación este verano. Desde la directiva hasta el entrenador, pasando por los medios oficiales, se ha repetido una y otra vez que los blancos no han tenido tiempo suficiente para preparar la temporada.
Los lamentos se multiplican: el partido en Miami, los viajes, la pretemporada comprimida y, como guinda, las quejas contra los árbitros.
Mientras tanto, en París se vive una realidad muy distinta. El PSG de Luis Enrique, que ha tenido todavía menos tiempo para trabajar, ha demostrado que se puede competir y ganar sin victimismos.
El contraste entre ambos equipos no puede ser mayor. Y el PSG es el campeón de Europa.

El calendario, la excusa blanca
El Real Madrid disputó su último partido oficial el 9 de julio contra el PSG. Después de 26 días de descanso, volvió al trabajo el 4 de agosto.
Han transcurrido nueve días de entrenamientos y ya se avecina el inicio de la Liga el próximo 19 de agosto. 15 días de trabajo
Desde la capital insisten en que la planificación es injusta. Se critica que no han tenido la preparación adecuada, que la gira en Estados Unidos interfiere y que el partido en Miami entre Villarreal y Barça altera aún más la normalidad.
Un discurso que recuerda al de otros años: el problema nunca es interno, siempre viene de fuera.
El ejemplo del PSG de Luis Enrique
En París, los datos son todavía más llamativos. El PSG jugó su último partido, la final del Mundial, el 13 de julio ante el Chelsea. Se reincorporó a los entrenamientos el 10 de agosto, apenas tres días antes de la Supercopa de Europa.
El 13 de agosto, sin apenas margen, se enfrentó al Tottenham y se proclamó campeón.
Cuatro días después, el 17 de agosto, ayer, debutó en la Ligue 1 ante el Nantes... Mientras el Real Madrid sigue de vacaciones.
Es decir, el PSG solo ha tenido 31 días entre su último partido y el inicio de la competición (42 el Real Madrid). Y ha dispuesto únicamente de tres sesiones de entrenamiento antes de disputar un título oficial.
Pese a esa situación, Luis Enrique, a diferencia de Xabi Alonso, no ha puesto excusas. Su equipo ha respondido en el campo, levantando el primer trofeo de la temporada y ganando el estreno liguero.

Una lección para el Real Madrid
La comparación es inevitable. Mientras Xabi Alonso se queja, Luis Enrique gana. Mientras en el Bernabéu se mira al calendario y a los árbitros, en París trabajan en silencio y se celebran victorias.
El técnico asturiano ha mandado un mensaje claro: “Menos llorar y más jugar”. La mentalidad competitiva ha prevalecido sobre las dificultades, y el PSG se ha impuesto donde el Real Madrid ve un problema.
La diferencia de actitud marca el inicio de la temporada y lanza un aviso al club blanco.
El inicio de la temporada lo deja claro
El Real Madrid tendrá 42 días de descanso y nueve sesiones de entrenamiento antes de debutar en LaLiga. El PSG solo 31 días y tres entrenamientos antes de ganar la Supercopa. Con los números en la mano, el discurso de los blancos pierde fuerza.
Florentino Pérez y Xabi Alonso deberán decidir si mantienen la estrategia de la queja constante o se centran en ganar partidos. Como hacen Luis Enrique y el PSG. El césped ha hablado, y lo ha hecho con claridad.
Parece que el Real Madrid apuesta por ponerse la venda antes de que llegue la herida. Mala señal. Se ven heridos en breve.