El Camp Nou alucinó cuando le vio debutar ante el Betis en LaLiga con solo 15 años. Año y medio después ha ganado la Eurocopa causando admiración en el mundo entero.
La comparación Lamine-Messi
Y ya se habla de Lamine Yamal como el nuevo Messi. ¿Llegará a tanto? No lo tendrá fácil para llegar a su altura.
Pero es una comparación que a Lamine Yamal le gusta, porque Messi ha sido el más grande de la historia.
Hay que ver hasta dónde llega Lamine Yamal, dónde están sus límites y el alcance de su progresión. Pero con 17 años ha conseguido cosas que no estaban al alcance de Messi.
Las cifras de ambos con 17 años
A los 17 años Messi era solo una joven promesa que soñaba con triunfar en el Barça. A estas alturas, en la temporada 2005-05 apenas había logrado jugar 9 partidos con el Barça anotando un gol.
Leo jugaba en el filial y alternaba con el primer equipo. Se le intuía mucho, pero aún no se había hecho un hueco en el primer equipo con 17 años.
Lamine Yamal, con 17 años, lleva acumulados 56 partidos, con 10 goles y 13 asistencias. Y aspira a todo con un Barcelona del que él es el líder indiscutible.
Messi, en cambio, tenía por delante a Ronaldinho, en su mejor momento, que tapaba su progresión.
Lamine tiene mejor cotización que Messi
Además, a día de hoy, Lamine Yamal ya es uno de los futbolistas más cotizados del mundo. 120 millones según Transfermarkt.
Messi con 17 años no podía ni soñar con disputar la Copa América con su selección. Ya con 18 años sorprendió al mundo en un Gamper ante la Juventus. Fabio Capello, entonces entrenador del equipo turinés, intentó llevárselo cedido.
Pero fue en esa temporada, con 18 años cuando Leo explosionó. Temporada 2005-06: 25 partidos y 8 goles con el Barça.
Protagonismo en el Balón de Oro
Las comparaciones son odiosas, aunque el barcelonismo las disfrute porque los dos fenómenos fueron y son del Barça.
El tiempo dirá hasta dónde llega Lamine Yamal y si es capaz de seguir la estela de Leo Messi. ¿Ocho Balones de Oro? De momento, con 17 años, estará en el cuadro de honor, algo con lo que Messi no podía ni soñar.