Asunto zanjado. El vestuario no quiere que se hable más del tema. Ilkay Gündogan cogió el toro por los cuernos y decidió mantener una conversación con Araujo delante del resto de compañeros.
En esta, el germano, que tomó la iniciativa, le explicó que sus palabras no tenían ninguna mala intención. Lo único que hizo delante de la prensa fue explicar cómo había ido el partido.
No le quiso señalar, más allá de que hubiera estado envuelto en una acción que marcó el partido, como explicó al terminar el encuentro frente al Paris-Saint Germain.
No le hicieron ninguna gracia a Araujo estas declaraciones, que se las había tomado como un ataque personal después de lo sucedido en Montjuïc.
Es por este motivo que Gündogan quiso hablar con Araujo. Quiso ser claro, fue cuestión de culturas... En Alemania, igual que en Países Bajos, se habla claro y sin pelos en la lengua, pero sin intención de atizar o señalar a nadie.
Este fue su caso: no quiso que Araujo se sintiera mal, simplemente estaba resumiendo lo que había sucedido en el partido.
Araujo aceptó de buenas maneras sus disculpas, entendiendo lo que le había explicado. Después de hablarlo, quedó zanjado el asunto entre ambos, sellando todo con un abrazo delante del resto del vestuario.
Xavi intervino en el cabreo de Araujo
El entrenador del Barcelona no quería que el asunto fuera a mayores y se metió entre medio de ambos. Escuchó a los dos futbolistas y entendió ambas posturas, indicando que todo se trataba de un malentendido.
Xavi prioriza por encima de todo el buen ambiente del vestuario. Es cierto, Araujo estaba muy cabreado con Gündogan, pero todo está ya claro.
Le convencieron sus explicaciones y entendió que todo se estaba tratando de un malentendido. Todo arreglado, que ruede el balón... ahora toca pensar en El Clásico del domingo en el Santiago Bernabéu.