La polémica arbitral ha regresado y esta vez con un protagonista que nadie puede pasar por alto: Real Madrid TV. El canal oficial del club blanco ha convertido su línea editorial en un auténtico altavoz de presión sobre los colegiados.
Sus programas, lejos de ser meramente informativos, se han transformado en una maquinaria de propaganda con un objetivo muy concreto: condicionar la actuación de los árbitros cuando dirigen al Real Madrid. Y luego hablan de "Liga mugrienta".
En apenas dos jornadas, el discurso constante de acusaciones de “antimadridismo” parece haber surtido efecto. Tanto Hernández Hernández como De Burgos Bengoetxea, señalados repetidamente por el entorno mediático madridista, se mostraron especialmente prudentes —cuando no temerosos— en la última jornada.
Sus decisiones en los dos partidos acabaron beneficiando al conjunto de Florentino Pérez.
La estrategia de Real Madrid TV
Durante meses, Real Madrid TV ha dedicado horas de programación a criticar a los árbitros. No importa si los errores eran grandes o pequeños, la táctica era clara: convertir a ciertos colegiados en enemigos públicos del madridismo. Esa estrategia de desgaste mediático ha dado resultado.
Los mensajes son repetitivos, insistentes y calculados. Una y otra vez se recalca que ciertos árbitros perjudican al Real Madrid por definición. Con ello se instala la duda y, lo más importante, se siembra en el afectado el miedo a equivocarse en contra del club blanco.
Y cuando llega el momento de pitar, el colegiado actúa condicionado, consciente de que cualquier fallo se multiplicará en la maquinaria de propaganda con potentes tribunas para generar alarma social.
Hernández Hernández, señalado en Mallorca
Uno de los ejemplos más claros se produjo en el partido del FC Barcelona ante el Levante. Hernández Hernández, considerado “antimadridista” por la narrativa de Real Madrid TV, se comió un penalti claro cometido por Tchouaméni en un clásico del año anterior.
Ahora, en Valencia, pitó la misma jugada al revés porque el beneficiado era el Barça.
La conclusión en el Camp Nou es evidente: el árbitro salió al campo asustado, condicionado por la campaña en su contra. Y decidido a no alimentar el discurso victimista de la prensa madridista.
De Burgos Bengoetxea, prudente en Oviedo
El caso de De Burgos Bengoetxea en el Real Oviedo–Real Madrid fue similar. El colegiado, también atacado desde hace meses por el canal blanco, prefirió no arriesgar en acciones polémicas.
No anuló el primer gol de Mbappé, precedido por una falta clara de Tchouaméni. Y luego hizo la vista gorda en un empujón en el área de Huijsen sobre Rondón.
El contraste resulta sangrante: una falta de libro que no se señaló, y una acción muy parecida en otro partido usada por el entorno madridista para pedir la expulsión de Raphinha.
Un arranque de Liga con polémica
Cuando apenas se llevan dos jornadas disputadas, la sensación es que la presión del Real Madrid ya ha surtido efecto. Primero fue un penalti inexistente a favor del equipo blanco ante Osasuna.
Después, la narrativa de victimismo en Mallorca, donde pese a que el Barça no salió beneficiado en ninguna jugada, quedó en el ambiente la idea de un “robo”. Para eso sirve la propaganda.
La presión mediática y el señalamiento sistemático de árbitros se ha convertido en la nueva fórmula del Real Madrid para salir reforzado. Y, de momento, les está funcionando con decisiones arbitrales favorables.