El FC Barcelona Femenino logró levantar su décima Copa de la Reina en Zaragoza, después de vencer ampliamente y sin demasiadas complicaciones a la Real Sociedad (8-0). En La Romareda estuvo presente la reina de España, Letizia Ortiz, pero no el presidente de la Federación, Pedro Rocha, a quien parece que el Fútbol Femenino se le queda pequeño.
En un nuevo gesto contrario al Fútbol Femenino, el presidente de la Federación ni siquiera se presentó en Zaragoza. Tampoco estuvo hace una semana en Barcelona para entregar el campeonato de la Liga F al cuadro catalán, algo que sí hizo un día más tarde en Madrid, cuando se desplazó hasta Valdebebas para seguir siendo servil con Florentino, dándole la copa de LaLiga en la mano.
No daban crédito las jugadoras del Barcelona, que hace tuvieron que repetir el mismo gesto que hace meses: sin presidente, nadie de la Federación se dignó a entregar la medalla de campeonas de Copa a las futbolistas. Tuvo que colgárselas el responsable de material del primer equipo femenino, Rubén, ante la mirada atónita de las futbolistas, muchas de ellas campeonas del mundo.
La imagen de la noche la ofreció Salma Paralluelo, campeona del mundo con España y una de las candidatas a ganas el próximo Balón de Oro. Mientras el responsable de material le entregaba la medalla de campeona de la Copa, la española no podía creérselo y le preguntó en repetidas ocasiones: “¿Es broma?”.
Pedro Rocha: ni está, ni se le espera
Pedro Rocha, nuevo presidente de la Federación e imputado en la trama de comisiones de Luis Rubiales, ni está, ni se le espera. El Fútbol Femenino ha crecido en España a contracorriente y con mucho trabajo de distintos equipos que sí le dan el respeto que merece, como es el ejemplo del FC Barcelona, quien, dentro de una semana, disputará una nueva final de la Champions League contra el Olympique Lyon.
Hace una semana, Marta Torrejón, una de las capitanas del Barcelona, fue cuestionada por la incomparecencia de Pedro Rocha en el Estadi Johan Cruyff para entregarles el trofeo de la Liga F. La respuesta no pudo ser más clara: “La verdad, poco que decir (risas)”.
Pues eso... poco que decir. Lo de siempre.