El Real Madrid está tocado, hundido, incluso. La derrota por 3-0 ante el Arsenal en Londres ha dejado muy tocado al equipo blanco. Ahora está obligado a una remontada épica en el Santiago Bernabéu si quiere seguir con vida en la Champions League.
La imagen del equipo fue pobre. Superados en intensidad, en juego y en orgullo. Pero lo que más dolió a la afición no fue solo el resultado: fue el silencio.
Silencio en zona mixta
Tras el pitido final, mientras los aficionados merengues buscaban respuestas, los pesos pesados del vestuario desaparecieron. Nadie salió a dar la cara, ni Modric, ni Lucas Vázquez, ni Vinicius.
El vestuario se cerró en banda, se escondió. Una derrota tan dura necesitaba explicaciones. Pero no llegaron de quienes más voz tienen.

Raúl Asencio, de los únicos que habló
El que sí se plantó ante los micrófonos fue Raúl Asencio. El joven futbolista, con apenas unos partidos con el primer equipo, dio un paso adelante. Se puso el escudo en el pecho y habló:
“Esto no ha terminado. Nos queda un partido en casa. En el Bernabéu ya estamos pensando en ello.”
Sus palabras fueron valientes. Intentaron calmar los ánimos. Pero dentro del vestuario no sentaron nada bien.
La afición, en pie de guerra
Las redes sociales ardieron y no es para menos. Muchos aficionados no vieron con buenos ojos que Asencio saliera a hablar en nombre del equipo, algunos lo interpretaron como una exposición innecesaria. Otros, como una traición.
La frase que circula en Valdebebas lo dice todo: “No tienen h... y mandan al niño.”
Una mezcla de vergüenza y enfado recorre por las redes sociales. Porque mientras los líderes callaron, un chaval con apenas 20 años fue el único en enfrentarse al vendaval mediático.
Una remontada... ¿sin unión?
El Bernabéu se prepara para otra noche mágica. Pero la sensación es extraña. El Madrid ha vivido muchas remontadas, sí, pero casi siempre desde la unión, desde la fuerza colectiva.
Hoy, el vestuario parece roto. Las miradas están desviadas. La tensión, al máximo.
Raúl Asencio solo quiso ayudar. Ser valiente. Pero en un entorno donde el silencio pesa más que las palabras, lo han dejado solo.
¿Un nuevo caso en puerta?
No sería la primera vez que el Real Madrid convierte a un joven en cabeza de turco. Le pasó a Jesé, le pasó a Odegaard. Ahora podría ser el turno de Asencio, todo por hablar, todo por no esconderse.