El partido en Vallecas de la tercera jornada ha abierto una nueva polémica arbitral con el FC Barcelona como protagonista.
No es la primera vez que los azulgranas se ven beneficiados por decisiones controvertidas. Pero en esta ocasión el escándalo tiene un añadido que lo hace aún más grave: el VAR no funcionó durante la primera mitad.
Ese fallo técnico ha dejado en evidencia un encuentro que pudo cambiar de rumbo por un penalti inexistente sobre Lamine Yamal. Una acción que generó protestas en la grada y en el banquillo rival. Pero el colegiado no dudó en señalarla a pesar de que la jugada mostraba una realidad muy distinta.
El fallo técnico que cambió todo
Las imágenes confirman que el sistema de videoarbitraje estuvo inoperativo en los primeros 45 minutos. El problema no habría pasado a mayores de no ser porque precisamente en ese tramo se produjo la acción polémica. Sin posibilidad de revisión, la decisión del árbitro quedó en pie y el Barça salió claramente beneficiado.

La Liga confirmó el fallo en el VAR. Pero lo que no aclaró fue por qué el colegiado señaló un penalti que a simple vista no existió. El contacto con Lamine Yamal fue mínimo y el joven extremo azulgrana se dejó caer con una facilidad que desató la indignación de los locales.
Lamine Yamal y el exceso de teatro
Lamine es, sin duda, uno de los jugadores más desequilibrantes del fútbol español. Sin embargo, su tendencia a exagerar los contactos empieza a levantar sospechas. En Vallecas volvió a protagonizar una caída teatral que el árbitro convirtió en pena máxima.
El joven jugador ya había sido criticado días atrás por su comportamiento en la celebración de un gol, colocándose una corona simbólica en la cabeza. Ahora, con esta acción, queda en entredicho su madurez y su forma de entender la competición.

Árbitro predispuesto a ayudar
Las voces más críticas apuntan a que el colegiado no solo se equivocó, sino que estaba predispuesto a favorecer al Barça. Señalar un penalti de esas características, en un partido con el VAR caído, resulta cuando menos sospechoso.
Lo que para el rival fue un teatrillo de Yamal, para el árbitro se convirtió en la jugada que abrió el marcador.
El debate queda abierto. Los árbitros tendrán que decidir cuándo le “toman la matrícula” a Lamine Yamal. Tiene un talento extraordinario, pero se está ganando una reputación peligrosa abusando de este tipo de recursos.
Escándalo servido en Vallecas
El episodio de Vallecas no pasará desapercibido. La afición local ya ha mostrado su enfado y en Madrid no se habla de otra cosa.
Un penalti que no fue, un VAR ausente y un árbitro que parecía más pendiente de ayudar al Barça que de impartir justicia. El fútbol español vuelve a estar bajo la lupa.