Sucedió al término del partido que enfrentó al Real Madrid con el Stuttgart en el Bernabéu. Era el estreno en la Champions del vigente campeón.
El Stuttgart ofreció una excelente imagen y a siete minutos del final arrancaba un meritorio empate a uno en el marcador.
El intercambio de camisetas
Pero apareció entonces el mítico y tradicional espíritu del Real Madrid, el de la épica, y en los últimos minutos subieron dos goles al luminoso. Y los jugadores alemanes lo acusaron.
Como suele ser habitual, cuando el árbitro pitó el final los jugadores de ambos equipos se dieron la mano. Y también propusieron el tradicional intercambio de camisetas.
Arda Güler se dirigió al que tenía más cerca, el central Jeff Chabot, uno de los destacados del partido, ofreciéndole su camiseta.
La reacción de Chabot
Pero como respuesta obtuvo el rechazo del futbolista alemán, que estaba de malas pulgas y no quería saber nada de él.
Luego Arda Güler encontró a otro jugador del Stuttgart para intercambiar la camiseta, pero se quedó en shock con la actitud de Chabot.
El propio futbolista germano ha justificado su decisión en Bild: "No me gusta preguntar tras una derrota. Mi ego es demasiado grande. No hemos venido aquí para hacer amigos ni a ser aficionados, sino para enfrentarnos en competición".
Chabot estaba de malas pulgas. Tampoco debía extrañarse de salir derrotado. Era lo previsto, lo que les ha ocurrido a otros equipos alemanes como Bayern o Borussia Dortmund.
El central alemán matizó que no siempre actúa así y que otras veces sí accede al intercambio de camistas.
"Solo intercambio la camiseta para mi padre"
Y así lo ha explicado a Bild: "Cuando pido la camiseta suelo hacerlo para mi padre. Él siempre está feliz. Desafortunadamente, hoy tengo que decepcionarle", dijo.
A Chabot le sentó tan mal la derrota que salió del campo disparado. Ni siquiera se quedó en el césped para intercambiar impresiones con sus compañeros o con los rivales.
Fue el primero que tomó el camino del vestuario y desapareció en un visto y no visto del Bernabéu. Y dejó a Güler tan sorprendido como molesto.