Cuando tenemos sed, lo primero que hacemos es beber agua, es lo más natural. Sin embargo, investigaciones recientes de la Universidad de St. Andrews, en Escocia, revelan algo sorprendente: no todas las bebidas hidratan igual.
El estudio comparó cómo diferentes líquidos afectan los niveles de hidratación del cuerpo. Resultó que algunos, aunque menos comunes, mantienen el agua en el organismo por más tiempo. Esto tiene que ver con la composición de cada bebida y la forma en que nuestro cuerpo la absorbe.
Leche: más que un simple lácteo
Entre todas las opciones, la leche destacó como una de las más hidratantes. ¿Por qué? Contiene una combinación única de lactosa, proteínas, grasas y sodio. Esta mezcla hace que el líquido permanezca en el cuerpo más tiempo, retrasando la micción.

El sodio en particular ayuda a retener agua, aumentando la hidratación. Por eso, bebidas diseñadas para rehidratar, como las soluciones orales, funcionan con un principio similar. Mientras que el agua se absorbe rápido, la leche actúa como un depósito que va liberando líquidos lentamente.
Azúcar, café y alcohol: lo que debes saber
El azúcar puede ayudar o dificultar la hidratación. En pequeñas cantidades, ralentiza el vaciado del estómago y ayuda a mantener líquidos en el cuerpo. Pero cuando hay demasiada, como en refrescos o jugos muy concentrados, provoca que el agua se desplace hacia el intestino para diluir el azúcar, reduciendo la hidratación real.
El café sí hidrata, pero solo moderadamente. Una taza aporta tanta agua como un vaso normal, aunque el exceso de cafeína puede tener efecto diurético. El alcohol, por otro lado, es un diurético.

La cerveza hidrata un poco mejor que los licores fuertes porque contiene más agua, pero en general, las bebidas alcohólicas aumentan la pérdida de líquidos.
Cómo elegir la mejor bebida
Para mantener una buena hidratación diaria, conviene conocer las opciones:
- Agua: sigue siendo excelente y sin calorías.
- Leche y bebidas de rehidratación oral: ideales para hidratar por más tiempo.
- Bebidas azucaradas: menos eficaces y con calorías extra; deben limitarse.
- Café y té: bien en moderación, evitando excesos de cafeína.
- Alcohol: la cerveza hidrata más que los licores fuertes, pero siempre con moderación.
Además de beber líquidos, mantener la hidratación ayuda a lubricar las articulaciones, transportar nutrientes, apoyar la función renal y mantener la piel sana. Escuchar las señales de tu cuerpo sigue siendo clave: si tienes sed, bebe, pero elige lo que realmente te aporte hidratación.
La próxima vez que tengas sed, recuerda: no todo lo que parece líquido refrescante hidrata igual. Elegir la bebida correcta puede marcar la diferencia en cómo te sientes durante todo el día.