Estados Unidos ha revelado al mundo su nueva arma estratégica: el misil de crucero AGM-181A LRSO (Long-Range Standoff). Esta nueva generación de misiles nucleares no se centra en la velocidad, sino en la capacidad de pasar desapercibida ante cualquier radar enemigo.
Su diseño es una declaración de intenciones: líneas limpias, formas trapezoidales, alas plegables y materiales furtivos. Todo en el LRSO está pensado para burlar los sistemas de defensa más avanzados del planeta.
Será compatible con el nuevo bombardero B-21 Raider, una aeronave también diseñada para ser indetectable. Pero no se limitará a este modelo. También podrá ser lanzado desde el B-2 y el renovado B-52 Stratofortress, una leyenda aérea que sigue en activo tras más de seis décadas.

Tecnología que cambia las reglas del juego
El LRSO sustituirá al antiguo AGM-86B, que lleva en servicio desde la Guerra Fría. Aunque fue una pieza clave en su época, ya no puede hacer frente a las defensas aéreas modernas.
El nuevo misil, sin embargo, puede volar a gran distancia y mantenerse bajo el radar. Literalmente. Utiliza navegación autónoma, sin necesidad de GPS, algo clave en tiempos de guerra electrónica.
También lleva una cabeza nuclear W80-4, cuya potencia es secreta, pero capaz de causar una devastación enorme.
La estrategia de Estados Unidos es clara: no ser el primero en atacar, pero sí estar siempre listo. El LRSO refuerza esa disuasión silenciosa que define la política de defensa nuclear del país.
Un desarrollo costoso pero estratégico
El programa del LRSO está liderado por Raytheon. Su coste total ronda los 16.000 millones de dólares, con un precio estimado de 14 millones por unidad. La Fuerza Aérea de Estados Unidos planea adquirir más de mil misiles.
Hasta ahora, las pruebas han sido exitosas. En 2022, completó nueve vuelos que verificaron el funcionamiento del motor, el despliegue de sus alas y la estabilidad en vuelo.
La producción inicial podría comenzar en 2027, y su despliegue oficial está previsto para finales de la década. Todo marcha dentro del calendario y el presupuesto, según el Pentágono.

El equilibrio mundial en juego
Estados Unidos no es el único con misiles de este tipo. Rusia tiene su Kh-BD y China su CJ-20. Sin embargo, ninguno ha alcanzado el nivel de invisibilidad y autonomía que promete el LRSO.
Mientras China apuesta por misiles hipersónicos y Rusia por la potencia bruta, Estados Unidos ha optado por una estrategia más sigilosa: golpear sin ser visto.
Este misil no solo moderniza el arsenal nuclear estadounidense. También manda un mensaje claro a sus adversarios: Estados Unidos sigue siendo capaz de responder, en cualquier momento, desde cualquier lugar, sin ser detectado.