¿Alguna vez has soñado con recibir una gran cantidad de dinero de la nada? Para Sarah Faith Jacobsen, de Texas, esto se hizo realidad en 2021. A sus 40 años, recibía una herencia de $250,000 tras la muerte de su abuela.
La herencia llegó en dos partes: $175,000 de un seguro de vida y $75,000 más repartidos según el testamento. Para cualquiera, esto sería una bendición. Para Sarah, no fue tan sencillo.
Un comienzo prometedor… que se desmoronó
En aquel momento, Sarah trabajaba como asesora de lactancia en Colorado. Su salario era limitado y a veces necesitaba ayuda de familiares para pagar gastos. La herencia parecía la oportunidad perfecta para mejorar su vida.

Al principio, Sarah buscó ayuda profesional. Contrató a una asesora financiera para planear cómo invertir y administrar su dinero. Pero pronto dejó de acudir a las reuniones y las decisiones impulsivas comenzaron a aparecer.
La trampa del gasto rápido
Sarah confiesa que siempre tuvo “gustos de champán y presupuesto limitado”. Básicamente, le encantaba gastar en cosas caras, aunque no pudiera permitírselas. Al recibir la herencia, su impulso por gastar se intensificó.
Su desconocimiento financiero y las creencias limitantes sobre el dinero la llevaron a decisiones equivocadas. Gastó sin pensar en el futuro, buscando alivio y emociones inmediatas, en lugar de seguridad a largo plazo.
Cómo se esfumó la fortuna
La mayor parte del dinero se fue en viajes por carretera, explorando posibles lugares para mudarse. También compró joyas, equipo médico y disfrutó de cenas y experiencias costosas. Incluso dejó su trabajo, acelerando la desaparición de su fortuna.
En menos de un año, los $250,000 se habían esfumado. Lo que comenzó como una oportunidad para mejorar su vida terminó siendo un recordatorio doloroso de la importancia de la planificación financiera.

Un giro hacia la recuperación
Cuando el dinero casi había desaparecido, Sarah volvió a su asesora financiera. Esta vez, con paciencia y comprensión, la ayudó a replantear sus prioridades.
Sarah empezó a:
- Explorar nuevas opciones profesionales.
- Mejorar su educación financiera.
- Reestructurar su relación con el dinero.
Hoy, vive en un departamento alquilado, trabaja en distintos empleos y busca reconstruir sus ahorros. Está aprendiendo que la riqueza no es solo recibir dinero, sino también administrarlo.
La lección de Sarah
La historia de Sarah nos recuerda que incluso grandes sumas de dinero pueden desaparecer si no sabemos cómo manejarlas. Algunos consejos clave son:
- Elaborar un plan financiero con objetivos claros.
- Pagar deudas importantes antes de gastar.
- Ahorrar para metas grandes como vivienda, educación o jubilación.
- Invertir para hacer crecer el patrimonio.
Recibir dinero inesperado puede ser emocionante, pero también peligroso si se actúa sin planificación. La experiencia de Sarah sirve como advertencia: el dinero puede ir y venir, pero la educación financiera y la disciplina son para siempre.