Tras la derrota del Barça contra Osasuna, Robert Lewandowski dejó clara su opinión sobre el rendimiento de los catalanes, señalando que no está cómodo con todos sus compañeros en el campo. Robert Lewandowski, uno de los mejores goleadores de Europa, depende en gran medida de la asociación con los extremos para explotar su capacidad de desmarque y finalizar jugadas. Sin embargo, en ese partido, la conexión que suele tener con Raphinha o el joven Lamine Yamal brilló por su ausencia.
Robert Lewandowski ha demostrado en múltiples ocasiones su preferencia por jugadores que le ofrecen mayor fluidez en el juego ofensivo del Barça. En ese sentido, Raphinha se ha destacado como uno de los aliados más efectivos del polaco.
El brasileño, con su velocidad y capacidad de regate, genera el espacio y los centros que Lewandowski necesita para ser decisivo. Tanto Raphinha como Lamine Yamal son piezas clave en la ofensiva del Barça, pero el polaco necesita más consistencia y mejores socios en el ataque.
El problema del Barça: Robert Lewandowski y Raphinha lo saben
El gran dilema en el Barça está en la falta de química entre Robert Lewandowski y Ferran Torres, que se evidenció ante Osasuna. Las dificultades de Ferran para leer los movimientos de Lewandowski han generado frustración en el equipo. Tras ese partido, los rumores sobre la salida de Ferran Torres han comenzado a tomar fuerza.
Hansi Flick ha escuchado a su estrella y parece que la solución para el ataque culé podría llegar con la venta de Ferran Torres. El Newcastle estaba dispuesto a ofrecer 30 millones por sus servicios hace algunos meses, aunque ahora está por ver si querrán repetir la inversión. El nivel de Ferran Torres cae en picado cada partido que juega y su valor también, por lo que su salida podría cerrarse por 15 o 20 millones.
Sea como sea, es evidente que el Barça tiene un desafío por delante. Robert Lewandowski necesita un socio a la altura de Raphinha y Lamine Yamal y la salida de Ferran Torres dejaría hueco para nuevas incorporaciones. De lo contrario, el nivel entre titulares y suplentes es demasiado grande para poder pelear por todos los títulos, y Flick lo sabe.