El FC Barcelona vivió una de esas noches que se recordarán por mucho tiempo. En el Estadi Olímpic Lluís Companys, los culés firmaron una actuación de ensueño ante el Borussia Dortmund. El resultado fue claro: 4-0 y una exhibición que huele a semifinales de Champions League.
Desde el primer minuto, el equipo de Hansi Flick dominó el juego. Raphinha abrió el marcador tras una jugada a balón parado. Aunque el final del primer tiempo fue más tranquilo, el segundo acto fue un vendaval azulgrana.
Raphinha y compañía, imparables
Raphinha fue el gran protagonista de la noche. Un gol y dos asistencias que lo colocan como máximo goleador y asistente del torneo. Lewandowski no falló a su cita con el gol y firmó un doblete y para redondear la fiesta, Lamine Yamal cerró la cuenta con una definición de crack.
El Barça jugó con intensidad, presión alta y transiciones vertiginosas. El Dortmund no supo cómo responder, fue un baño de fútbol, físico y mental, la grada lo sintió. El Estadi Olímpic vibró como en las mejores noches europeas.
Laporta, desatado de alegría
Pero si hubo alguien que también vivió el partido con el corazón en la mano, ese fue Joan Laporta. El presidente culé se mostró pletórico tras el pitido final. Y su reacción se volvió viral.
Al salir de Montjuïc en su CUPRA, coche oficial del club, Laporta no contuvo la emoción. Exclamó un rotundo “¡Bien!” y pidió al chófer que diera un par de vueltas extra en la rotonda cercana al estadio. Todo esto, con el claxon sonando a modo de celebración, un gesto espontáneo, humano y cercano, que habla de la pasión con la que vive el club.
La cadena COPE reveló que fue el propio Laporta quien dio la orden, en un impulso de pura euforia. No es solo un presidente, es un aficionado más. Y esta victoria, tras años de sinsabores europeos, lo dejó sin palabras… pero no sin gestos.
Ilusión renovada
La afición blaugrana necesitaba una noche así. El proyecto de Flick comienza a mostrar frutos y el equipo parece estar encontrando su identidad en el momento más importante de la temporada.
Con la semifinal al alcance de la mano, el sueño de volver a lo más alto en Europa está más vivo que nunca. Y si Laporta lo celebra así ahora… ¿cómo lo hará si el Barça llega a la final?
Lo cierto es que, más allá del fútbol, lo que ocurrió tras el partido demuestra algo fundamental: este Barça vuelve a emocionar. Vuelve a conectar. Y cuando eso pasa, todo es posible.