Todo era alegría en el Barça… salvo para uno. Montjuïc se convertía en un hervidero de euforia por los tres títulos conquistados. Pero Ansu Fati vivía la celebración desde la grada, en silencio, casi como un espectador ajeno a la fiesta.
El que estaba llamado a ser el heredero de Messi, el 10 de la esperanza culé, no participó en los festejos del equipo. Bajó al césped, pero no participó ni en los cánticos, ni en la comunión con la afición. Y eso no pasó desapercibido para nadie.

Fati está fuera del proyecto. Su cesión en el Brighton no sirvió para relanzarlo y, pese a haber tenido minutos en las últimas jornadas, sabe que su etapa en el Barça está en el final del trayecto.
Ni Flick cuenta con él, ni Deco lo ve imprescindible. Y Laporta, pese al cariño, no puede sostener una ficha alta sin rendimiento deportivo.
Una fiesta sin el número 10
Montjuïc fue una fiesta, pero para Ansu no hubo ovación, ni palabras, ni homenajes. Nadie le puso el micro para despedirse.

Nadie lo señaló como pieza del futuro. Lo vio todo desde fuera, como si ya no fuera del Barça. Y quizá ya no lo sea.
Fuentes del club aseguran que su salida es cuestión de días. Hay ofertas de la Premier y no faltan clubes interesados, pero el jugador aún sueña con triunfar en el Barça. Aunque ese sueño parece más una quimera que una posibilidad real.
La imagen es potente: la fiesta del Barça sin su número 10. Un símbolo que lo fue todo y hoy lo es casi nada.
Jorge Mendes le busca destino
Su agente, Jorge Mendes, le busca destino. Aunque su salida no será fácil. Tiene contrato en vigor hasta 2027 y solo se irá si le pagan lo que tiene firmado en este tiempo.

Laporta busca que su marcha resulte lo menos gravosa posible para la economía del club, pero Flick es inflexible. No lo quiere en su plantilla la próxima temporada.
Ansu Fati ya le ha dicho al club que su intención es seguir en el Barça hasta el final de su contrato, pero en las próximas horas su salida será un hecho. No habrá más oportunidades, las ha tenido y no las ha aprovechado.