En Barcelona se ve a Florentino Pérez nervioso. La durísima carta pública emitida por el Real Madrid en contra del estamento arbitral confirma que lo está pasando mal.
Y el diario Sport cree haber encontrado el motivo por el que el presidente del Real Madrid está nervioso.
En un artículo publicado por su director, Joan Vehils, Sport señala directamente lo que le quita el sueño a Florentino Pérez.
Y no es la derrota en LaLiga, ni el choque de Champions ante el Manchester City, ni las lesiones de su equipo, ni los disgustos que le da su equipo femenino.
Sport descubre los males del que llaman "Ser Superior"
Lo que verdaderamente pone nervioso al presidente blanco es Lamine Yamal y Pau Cubarsí. Así lo explica Joan Vehils: "Los lamines y cubarsís ponen nervioso a Florentino Pérez".
Vehils sostiene que "la reacción que ha tenido el club a raíz del arbitraje contra el Español es desproporcionada e inadmisible. La acusación de manipulación y adulteración no parece admisible de un club que presume de señorío. Y no se corresponde con el prudente silencio de sus futbolistas".
Y sigue: "este próximo sábado se juega un decisivo derbi en el Bernabéu que estará marcado por esta polémica. Ni nos gustaba cuando algunos presidentes del Barça se excusaban de los malos resultados aludiendo a una ‘mano negra’. Ni nos parece de recibo la grave acusación pública de Florentino y su junta".
Cuatro chavales de la cantera le sacan de quicio
Vehils remata su comentario llegando al motivo final que ha alterado la habitual compostura del presidente del Real Madrid.
"Pues sí, en la capital andan muy nerviosos. Nada de eso hubiera sucedido (la carta del Real Madrid) si la joven banda de Lamine Yamal y Pau Cubarsí no estuviera destacando más que Vinicius y Mbappé. En fin, que cuatro chavales de la cantera han sacado de quicio al ser superior".
Seguramente son los canteranos del Barça los que alteran al presidente del Real Madrid. Pero también parece seguro es que si el Real Madrid hubiera ganado en Cornellà, nadie se habría acordado de la entrada de Romero a Mbappé.
Pero a un club que se siente invencible por definición, o por real decreto, no se le puede pedir que acepte sus debilidades ante uno de los colistas. Es mucho más fácil cargarle el mochuelo al árbitro que a la desidia y apatía de demasiados jugadores del equipo de Ancelotti.
De un grande se espera que gane sobre el terreno de juego, y luego se queje. Y no es el caso.