Hansi Flick ha logrado consolidar un proyecto ganador en el Camp Nou, pero también ha generado tensiones en el vestuario. Aunque los resultados siguen siendo buenos, hay al menos dos jugadores que atraviesan una situación delicada. Su felicidad dentro del equipo podría acabar por saltar por los aires si no cambia algo pronto.
Estas dos figuras se sienten apretadas, conscientes de que su margen de error en el campo se ha reducido drásticamente. Flick, férreo en sus principios, no da tregua. Y este escenario amenaza con romper la aparente armonía que reina en el vestuario del Barça.

Koundé, fuera del once por impuntualidad
Jules Koundé ha sido relegado a un segundo plano. El motivo, según fuentes del club, ha tenido más que ver con la disciplina interna que con criterios estrictamente técnicos. El francés llegó tarde a una reunión antes de un partido y Flick, fiel a su norma de mano dura, le quitó la titularidad.
Esta medida ha calentado el ambiente y ha generado interrogantes sobre cómo se gestiona la jerarquía y el compromiso en el vestuario.
Dani Olmo, señalado tras errores reiterados
El caso de Dani Olmo también ha generado preocupación. Según fuentes internas, su rendimiento ha sido intermitente, y algunos errores comprometieron resultados recientes. Flick no escondió su malestar: pidió más responsabilidad a un jugador que, en teoría, debería marcar diferencias.

La tensión crece, y en estas condiciones no es descabellado pensar que el atacante esté replanteándose su rol o su futuro si no encuentra continuidad y seguridad en el once titular.
Flick aprieta para mantener la cohesión
El técnico alemán está pegando donde duele para preservar la cohesión. Su estilo es exigente: impone firmeza cuando detecta desmotivación o indisciplinas.
La estrategia es clara: que todos tengan claro qué se espera de ellos. Eso, sin embargo, puede acabar pasando factura si se lleva al extremo.
Dispone de una plantilla con talento y opciones; su desafío es gestionarla sin generar rupturas. Pero el margen es estrecho y, si no despiertan, estos dos jugadores pueden acabar siendo víctimas de sus propios errores o de decisiones tácticas drásticas.
El reto de conservar la paz
Trabajo, control y liderazgo. Flick sabe que su proyecto se sostiene gracias al equilibrio grupal.
Pero ese equilibrio corre peligro si jugadores como Koundé y Olmo pierden terreno de forma veloz. Son piezas con peso, pero su futuro depende de una adaptación urgente.
El entrenador apuesta a por resultados consistentes, pero si no logra reconectar con ellos, la paz puede quebrarse. El Barça necesita su mejor versión, y solo el tiempo dirá si Flick consigue restablecer la armonía que fue marca registrada la pasada temporada.