En el fútbol moderno, las amistades entre jugadores suelen trascender los clubes y las rivalidades. Sin embargo, a veces los caminos profesionales acaban pasando factura a las relaciones personales.
Según una información publicada por El Nacional, la conexión especial que unía a Lamine Yamal y Nico Williams se ha roto. Lo que hasta hace poco era una amistad de las que parecían indestructibles, hoy está marcada por la distancia y la frialdad.
Los dos internacionales españoles habían compartido momentos dentro y fuera de los terrenos de juego. Se buscaban en las concentraciones, coincidían en vacaciones y hasta se les consideraba inseparables. Pero en apenas unos meses todo ha cambiado, y la situación ha dejado sorprendidos a quienes conocían el vínculo que mantenían.
Una relación enfriada
El proceso de ruptura no ha sido explosivo, sino progresivo. Durante el verano, las coincidencias fueron mínimas.
Lamine pasó gran parte de sus días entre compromisos publicitarios, actos con el FC Barcelona y vacaciones familiares. Nico, por su parte, eligió un perfil bajo tras anunciar su renovación con el Athletic Club.
El resultado es que apenas se vieron en los meses de descanso. Lo que antes era rutina —llamadas, mensajes, quedadas— ahora ha desaparecido. Fuentes cercanas a ambos apuntan a que ya no se buscan como antes y cada uno ha preferido centrarse en su vida personal y profesional.
El fichaje que nunca fue
El desenlace del caso Nico Williams y el FC Barcelona también ha tenido su impacto en la relación. Durante meses, desde el entorno azulgrana se alimentó la posibilidad de vestirlo de blaugrana. El propio Joan Laporta presionó fuerte para incorporarlo, y Flick estaba encantado con la idea de juntarlo con Lamine.
Pero el fichaje no llegó a materializarse. Nico eligió continuar en Bilbao, renovó su contrato y dejó en el aire una operación que parecía destinada a concretarse. Esa decisión dejó huella en el vínculo con Lamine, quien esperaba compartir vestuario con él en el Camp Nou.
Cada uno por su camino
La realidad actual es que Yamal y Williams mantienen la cordialidad en la selección, pero lejos de la camaradería que mostraban hace un año. En los entrenamientos de la Roja se saludan y se respetan, pero han dejado de ser esa pareja inseparable que generaba titulares.
El fútbol, con su capacidad de unir y separar, ha vuelto a mostrar su cara más dura. La amistad que se había forjado en torno a la ilusión por compartir el futuro en el Barça no ha resistido el paso del tiempo. Ni las decisiones deportivas.