Este mediodía hubo comida de cortesía entre las directivas del FC Barcelona y el Inter de Milán en la previa del partidazo de Champions. El encuentro acabó con una oferta escandalosa sobre la mesa del restaurante Via Veneto.
El Inter, consciente del talento que brota de La Masia, ha puesto 80 millones de euros para llevarse a una de las joyas del Barça.

El Inter quiere aprovechar que Fermín no es titular en el Barça
Allí estaban Joan Laporta, Xavi Puig, Josep Ignaci Macià y Joan Solé en representación blaugrana. Por parte del Inter acudieron el presidente Giuseppe Marotta y el vicepresidente Javier Zanetti.
Aunque los detalles se manejan con discreción, las fuentes cercanas apuntan a que el Inter ha puesto sus ojos en una de las joyas blaugranas. En Milán lo tienen claro: quieren adelantarse al resto de gigantes europeos y cerrar cuanto antes un fichaje de presente... y sobre todo de futuro.
En el Inter saben que el Barça tiene exceso de población en el centro del campo. Y que jugadores como Fermín o Gavi lo tienen difícil para ser titulares. Y en Milán le abrirían las puertas de la titularidad de forma incondicional en el equipo neroazzurro.
La oferta pilló por sorpresa a la cúpula blaugrana. Rafa Yuste, vicepresidente deportivo, no quiso confirmar el nombre del jugador. Pero sí dejó una frase que lo dice todo: “Nos quieren quitar lo que más queremos”.
En el Barça hay orgullo por la cantera, pero también saben que la situación financiera obliga a escuchar propuestas.
El dilema al que se enfrenta Joan Laporta

Joan Laporta tiene ahora sobre la mesa un dilema complicado. El canterano en cuestión está blindado, pero los 80 millones pondrían muy cuesta arriba rechazar la operación. Más aún si se trata de financiar parte del fichaje soñado: Haaland.
Por ahora no hay acuerdo, pero el Inter no se rendirá fácilmente. Quieren cerrar la operación antes del final de la Nations League, donde el valor del futbolista podría dispararse. Y el Barça, mientras tanto, valora cómo encajar el golpe sin debilitar el proyecto.
El partido de Champions no fue lo único caliente en el Camp Nou. La comida institucional terminó siendo una subasta silenciosa que puede marcar el mercado de verano.