El caso de Ansu Fati empieza a adquirir tintes preocupantes. Lo que en un principio se consideraba una mala etapa en el FC Barcelona con Hansi Flick, se ha convertido en una evidencia más amplia. El problema no estaba en el entrenador alemán, sino en el propio jugador.
El joven delantero fue la gran esperanza azulgrana tras la marcha de Leo Messi. Incluso heredó su dorsal 10. Pero ahora atraviesa un momento deportivo delicado que ni siquiera el cambio de aires ha conseguido resolver.
Su llegada al Mónaco debía ser el punto de inflexión, pero la realidad es que el calvario continúa.

Quejas en Barcelona y problemas en Mónaco
Ansu se quejaba en Barcelona de la escasa exigencia física de la plantilla. Consideraba que la preparación no le beneficiaba y que no encontraba su mejor forma.
Por su parte, Flick le reprochaba la falta de intensidad en los entrenamientos. Y le ponía como ejemplo la imagen general del equipo, que el curso pasado conquistó tres títulos con un rendimiento físico impecable.
La verdad es que, mientras sus compañeros demostraban estar en plenitud de condiciones, el delantero español quedaba rezagado. Esa diferencia de preparación y esfuerzo empezaba a marcar una distancia cada vez más insalvable con respecto al resto del grupo.
Tres jornadas y sin debut en la Ligue 1
El Mónaco le abrió las puertas con ilusión. Y con una opción de compra valorada en 11 millones que podía asegurar su futuro fuera del Camp Nou. Sin embargo, el inicio de temporada en Francia no ha podido ser peor para él.
En las tres primeras jornadas de Ligue 1, Ansu Fati ni siquiera ha sido convocado, quedando fuera de los planes de su entrenador.
La situación es muy reveladora. El club monegasco había confiado en su talento y en la posibilidad de relanzar su carrera. Pero la falta de ritmo físico y la incapacidad para alcanzar el nivel de sus compañeros han dejado claro que la historia se repite.

Un futuro cada vez más incierto
El Mónaco contempla con recelo su situación. La opción de compra, que parecía razonable en un principio, hoy se percibe como un riesgo que no vale la pena asumir.
Si el jugador no consigue dar un giro radical a su carrera, lo más probable es que su cesión acabe sin continuidad. Y tendrá que volver al FC Barcelona sin haber demostrado nada, como ya le sucedió en el Brighton.
Ansu Fati corre el riesgo de pasar a la historia como una eterna promesa. Por ahora, ni en el Barça ni en el Mónaco ha logrado encontrar la regularidad necesaria para rehacer su carrera.
Y en el Barça están preocupados porque el Mónaco se eche atrás y no haga efectiva la opción de compra. En el Camp Nou no pueden asumir en su masa salarial los 12 millones de ficha de Ansu Fati.