Bellingham tuvo que ser expulsado en el Sevilla-Real Madrid por una entrada criminal sobre Rakitic sin disputar el balón.
El Real Madrid siempre ha jugado con otras reglas, representando otro síntoma de ese "madridismo sociológico" que viene denunciando Laporta públicamente durante los últimos días. El último ejemplo lo tenemos en el partido previo al Clásico, que le enfrentó al Sevilla y terminó con empate a 1 en el marcador.
Llegando a los instantes finales de este partido y sin la posibilidad de disputar el esférico, Jude Bellingham, la gran estrella de este Real Madrid, pisó en la zona derecha de la rodilla de Ivan Rakitic, quien estuvo durante unos minutos bastante dolorido en el césped.
La acción era clara: Bellingham no podía disputar la pelota y lanzó su pie directamente a la rodilla de Rakitic con los tacos por delante. El colegiado no señaló nada, ni le enseñó amarilla, pero lo peor de todo es que, nuevamente, no intervino el VAR. ¿Recibirían el 'aviso' de la famosa "sala secreta"?
En esta ocasión, habiendo fallado claramente De Burgos Bengoetxea, tendría que haber recibido la llamada del colegiado ubicado en el VAR, Alejandro Muñíz Ruíz, instándole a revisar las imágenes porque se había producido una agresión sobre el verde del Ramón Sánchez-Pizjuán... pero, como siempre, no pasó nada.
No podían expulsar a Bellingham. El mejor jugador de los madridistas tiene que estar disponible para El Clásico, el próximo partido de LaLiga. La realidad es que este duelo comenzará adulterado, puesto que tendrá la presencia del inglés en el once titular del Real Madrid, algo que no tendría que haberse producido.
También estará adulterado si miramos a su banquillo, donde Nacho, cuya sanción se ha reducido para que pueda estar en Barcelona, estará esperando su oportunidad si Ancelotti la requiere.
La realidad es esta: el "madridismo sociológico" está por todas partes y no puede permitirse que el Barcelona se ponga por delante en LaLiga. En el caso de vencer al Athletic Club, reducirá las distancias a un punto, por lo que El Clásico será clave para empezar a dictar sentencia.