Un vocal del Comité de Árbitros sugirió a un colegiado designable para El Clásico que favoreciera al Real Madrid y que se apoyara en las decisiones de sus asistentes en las jugadas polémicas.
Las acusaciones de el excomisario José Manuel Villarejo: "Florentino Pérez ya sobornó a árbitros antes de que lo hiciera el Barça", han soliviantado al Real Madrid, que ha emitido un comunicado público anunciando que emprenderá acciones legales contra Villarejo por entender que sus acusaciones no se ajustan a la realidad.
Probablemente Villarejo no tiene pruebas. Como tampoco las tiene la tele de Florentino y su entorno mediático más próximo para acusar al Barça de comprar árbitros. Pero el Barça no se querella contra nadie. En plena vorágine por el caso Negreira, que es utilizado para justificar derrotas blancas en el pasado, presente y futuro, resulta que nadie está libre de pecado. De hecho, si contra el Barça ningún árbitro ha confirmado las acusaciones que se ciernen contra él, contra el Real Madrid sí ha habido acusaciones. Y no solo las de José Plaza, el sempiterno presidente de los árbitros que se jactaba de que mientras él fuera el presidente de los árbitros (22 años), el Barça no ganaría LaLiga. Y lo cumplió.
Recientemente el mismo Villarejo declaró ante el juez que estuvo investigando la relación del Barça con los árbitros en los últimos años y se topó con el Real Madrid, que salía salpicado. La investigación se paró por orden de Mariano Rajoy, entonces presidente del gobierno, y el tema quedó archivado.
Pero no hace mucho se dio otra situación, convenientemente silenciada por los medios afines al Real Madrid, en la que las sospechas recaían sobre el club blanco. En este caso un árbitro denunciaba, algo que no ha sucedido con el Barça. Y 17 años dan de sí para que se acumulen las denuncias. Se puede tocar a un árbitro amigo de confianza, pero no a todos. Y parece que nadie tiene noticias de las presiones del Barça para influir en las decisiones arbitrales.
Sucedió en 2015. Un árbitro asistente recibió presiones para perjudicar al FC Barcelona en el clásico del 21 de noviembre de ese año.
La Cope, en ese momento, informó de que la persona que realizó las presiones sobre el árbitro asistente fue José Ángel Jiménez Muñoz de Morales, entonces vocal del Comité Técnico de Árbitros, falangista y madridista confeso. En esas fechas se supone que Enríquez Negreira ya "ejercía" a favor del Barça, pero parece que no tenía a sus vocales controlados.
Sería el vocal falangista y madridista quien hizo la llamada para favorecer al Real Madrid y perjudicar al Barça en un clásico. Y tenía sus razones porque aquel Barça asustaba. De hecho ganó el partido por 0-4 y el intento del vocal, al parecer, poco pudo conseguir ante el festival goleador de Messi, Suárez, Neymar y compañía.
Por supuesto, el tema no pasó a mayores porque el protagonista del escándalo era el Real Madrid y su aparato de propaganda tiene como norma levantar la alfombra para echar ahí la porquería propia acumulada.
La Guardia Civil, ahora tan inquieta con el Barça, investigó el caso, pero la cosa quedó en nada. Era el Real Madrid, aunque la denuncia ponía al descubierto las presiones que recibían algunos árbitros para favorecer al Real Madrid. En concreto éste denunció que las presiones se extendían a otros partidos de la temporada en curso.
El denunciante, juez de línea, informó de que a mediados de septiembre mantuvo una conversación con su árbitro principal, en la que recibió "instrucciones" para "dañar los intereses del Barça".
Y añadió: "En el caso en que fuéramos designados para arbitrar el partido Real Madrid-Barcelona, se me indicó que tendría que intentar dirigir el juego de una manera determinada, que en definitiva suponía dañar los intereses de uno de esos dos clubes, el FC Barcelona". La denuncia de estos hechos fue presentada ante la Fiscalía de Corrupción de Barcelona. ¿Y qué pasó? Nada. El tema afectaba al Real Madrid. Silencio Stampa
Además, el denunciante informó de que el árbitro principal le dijo que la persona que dio las instrucciones indicó que era mejor, en caso de tener que tomar decisiones importantes y dudosas en el Clásico, que las tomaran los jueces de línea y no el árbitro principal porque "el perfil del principal era más mediático y generaba más controversia por estar sometido al control de los medios".
El abogado del árbitro asistente, Jacinto Vicente, no quiso dar el nombre de su representado por el temor a posibles represalias a las que se exponía. Y en los medios de la época se hablaba de "supuesto" soborno del Real Madrid a los árbitros. Ahora no hacen falta los supuestos. El Barça ha sido condenado por la jauría mediática de Florentino antes de conocerse la historia entera del caso Negreira.
Pero la mancha se reparte.