El aparato de propaganda de Florentino ha vendido humo con Bellingham y oculta que el Real Madrid no le ha fichado para marcar goles sino para fabricarlos.
A Jude Bellingham, un futbolista con un futuro extraordinario, nos lo han vendido los profesionales de la manipulación de la verdad como un candidato al Balón de Oro. Exigen para él el Golden Boy y ya se ha iniciado la tabarra para que le den el Balón de Oro.
Pero estas campañas locales y centralizadas en la capital de España no salen de aquí y chocan contra los Pirineos. No es más que venta de humo. Piden el Balón de Oro por seis goles de rebote. Y cuando la cruda realidad les despierta de su sueño es que los galardones que se desvían a los demás son regalados. Siempre ha sido así en el entorno mediático de un club acostumbrado a ganar "como sea" y que no admite la derrota.
Pero Bellingham, que es un pedazo de jugador, no es lo que en Madrid se han empeñado en vendernos. Bellingham no es un goleador, es un creador de juego y generador de goles. Nunca ha sido goleador, siempre los ha fabricado para otros. El problema es que en el Real Madrid no hay quien marque y es o él o nadie. Pero lo cierto es que en sus tres años en la Bundesliga anotó 1, 3 y 8 goles: 12 goles en tres años. Eso es lo normal.
Lo anormal es que acumule seis goles en siete partidos con el Real Madrid. Es un guarismo que nada tiene que ver con su condición de killer o depredador del área, porque Bellingham no lo es. Al chico le han cargado con la responsabilidad de marcar los goles del Real Madrid, los goles que anotaría Karim Benzema si no hubiera dejado tirado al club de sus amores con una traición que Florentino no le ha perdonado. O Kylian Mbappé, que lleva seis años de guiños, tictacs, "tranquilos" y "está fichado" y se niega a vestir de blanco. Tampoco ha acertado la propaganda con él.
Y como la planificación madridista ha sustituido al Balón de Oro por Joselu, a Bellingham no le queda más remedio que intentar marcar los goles del Real Madrid. Hasta ahora, con acierto, goles feos, de rebote, pero goles que han valido puntos, aunque fuera en tiempo de prolongación, que valen igual.
Pero ayer llegó la primera derrota del Real Madrid de Bellingham. El futbolista inglés descubrió lo que es caer ante un rival superior mientras el público contrario se derrite cantando olé, olé y olé en cada pase de los suyos. También descubrió Bellingham que en España se pueden repartir zurriagazos a lo bestia porque no le expulsarán si lleva la camiseta del Real Madrid. Que le pregunte a Casemiro por su bula arbitral. Ayer se llevó por delante a Correa con una entrada de roja directa, pero acabó el partido tan fresco, como si nada. Una jugada, por cierto, que ha tenido poca o ninguna repercusión porque la claca mediática de Florentino Pérez ha apuntado el objetivo hacia otros lances del juego de acuerdo con los gustos y preferencias del Ser Superior.
El Real Madrid ha perdido su primer partido de la temporada calcando un inicio que recuerda al del pasado año, cuando quedó a diez puntos del mejor equipo de LaLiga y eliminado por Pep Guardiola en la Champions League. También en la quinta jornada parecía que el Real Madrid se iba a comer el mundo. Pero tuvo que conformarse con el chupito de la copa. Ahora Barça y Girona ventilan la tabla por arriba en plena campaña de investidura de "Feijo fijo".
Y ya se ha puesto en marcha el plan B de emergencias para situaciones como ésta. Si el Real Madrid no demuestra en el campo su superioridad es por culpa de... Negreira. Claro que sí. Si el Real Madrid no es el líder y le superan el Barça y el Girona es por culpa de Negreira, que sigue moviendo sus tentáculos para favorecer al Barça.
Son muy previsibles los gaiteros de Florentino Pérez. Se les ve venir de lejos. No saben hacer otra cosa. No les entra en la cabeza que el Real Madrid pueda perder un partido. Y cuando eso sucede, es por los árbitros, naturalmente.
Este año empezamos pronto con Negreira. Por cierto, un despliegue enorme de medios, dinero y tiempo entre la Fiscalía, la Guardia Civil y lo más florido del periodismo de investigación madrileño lleva meses buscando una prueba que confirme las sospechas que Florentino tiene de que el Barça compraba árbitros y partidos. Muchos meses después, ni una sola prueba. ¿Tan difícil es encontra a un árbitro que testifique que lo intentaron con él?
Pero seguirán igual aunque no tengan pruebas. La realidad no puede estropear el magnífico sueño que cada año se montan por estas fechas los medios que forman el aparato de propaganda de Florentino Pérez: El Real Madrid, campeón de Liga, Copa y Champions. Y si no se consigue, ¡Negreira! Se ha abierto la veda para quienes no saben encontrar argumentos más sólidos que el de un tipo que hace muchos años que está fuera de circulación. Pero es lo que hay.