Lecciones las justas: Así vivió Wilfred su infierno racista en el Bernabeu

Lecciones las justas: Así vivió Wilfred su infierno racista en el Bernabeu

| 2023-05-25

| Fede Peris

Este es el calvario que padeció Wilfred en el Bernabéu en 1993 en lo que fue el punto de partida del racismo en el fútbol.

Está el personal muy sensibilizado por los cánticos racistas contra Vinicius expresados en Valencia. La sensibilidad es tal que hasta el Comité de Competición ha convertido un puñetazo de Vinicius a Hugo Duro en caricia y le han quitado la tarjeta roja que vio en Mestalla.

Lo que no se admite para Vinicius sí vale para Guardiola

El propio Vinicius y Ancelotti se han encargado de calentar el asunto hasta conseguir que el mundo entero hable de racismo en España en LaLiga española. Y, lógicamente con el Madrid como víctima. 



Pero cánticos homófobos hubo en el Bernabéu hace apenas 15 días contra Guardiola. No hay que ir 30 años atrás. Y a los mismos que ahora se rasgan las vestiduras con Vinicius les parecieron normales. Hipocresía y cinismo en grado superlativo. Lo que no vale para Vinicius sí vale para Guardiola.



El infierno de Wilfred en el Bernabéu

Pero lo que en el Real Madrid no podrán hacer nunca es dar lecciones de deportividad. También ha sido un templo del racismo. Sucedió el 9 de mayo de 1993. El rival era el Rayo Vallecano y a su portero de color, Wilfred Agbonavbare, le dio por pararlo todo. Y el público del Bernabéu la tomó con él.

Y en ese escenario donde ahora se echan las manos a la cabeza por lo que sucedió en Valencia, Wilfred vivió un infierno. De hecho, ese día, en el Bernabéu, se inventó el racismo en el fútbol español. 1993. Hace 30 años.





Insultos de todos los colores, muchos de ellos procedentes de niños que ahora son señores (?) en los asientos del Bernabéu 30 años después. El Bernabéu le coreó a Wilfred: "negro, cabrón, recoge el algodón". Es de suponer que la cancioncita debe resultar "simpática" para los que piden ahora sanciones ejemplares contra el Valencia. El receptor no era Vinicius.

En una encuesta postpartido, los aficionados madridistas dejaban escrito su talante: "La culpa ha sido del maldito negro de los cojones y del hijo de puta de Andújar Oliver", dijo uno, recibiendo la aprobación con aplausos de los que le rodeaban.



También hubo gritos de "Ku Klux Klan". Y un joven amenazó con presentarse en Vallecas en el siguiente partido para "machacarle". Todo de buen rollo, por supuesto. Se trata del Real Madrid.

La reacción de Wilfred, la víctima del Bernabéu

¿Y qué hizo Wilfred? ¿Montó un pollo a nivel internacional por el racismo que sufrió en el Bernabéu? No, se limitó a decir:  "Es normal porque soy moreno, porque he parado como hoy y esperaba que la gente me chillase. Pero soy un futbolista y no pasa nada, estoy muy concentrado con mi partido. ¿La gente chillando? No pasa nada".

No se trata de asumir el racismo como algo normal, pero es evidente que el afán de protagonismo de Vinicius nada tiene que ver con el de Wilfred tras el calvario vivido en el santuario del Real Madrid. En el punto medio está quizá la cordura.

Y el vídeo lo acaba el jefe de seguridad del Santiago Bernabéu, que estaba entonces encantado con los que gritaban frases "simpáticas" al portero negro del Rayo Vallecano: "Últimamente no tenemos ningún problema y lo llevamos bastante bien con esta serie de gente. Habría que erradicar alguna cosa pero ellos se portan bastante bien con nosotros". 20 años tardaría el Real Madrid en expulsar del Bernabéu a esos chicos tan simpáticos que atendían al nombre de Ultras Sur.

Eso fue hace treinta años. Desde entonces, la pancarta de apología a la violencia consentida por Florentino Pérez: "Mou, tu dedo nos señala el camino", e insultos, muchos insultos al Barça, a Messi y a Cataluña. No era racismo, porque Messi es blanco, como la mayoría de los jugadores del Barça. Entonces, ¿se puede? ¿Se puede llamar a alguien hormonado, subnormal, p..., mierda y demás lindezas? ¿Solo es condenable el racismo? ¿Para lo demás, barra libre en el Bernabéu?

En su última visita al Bernabéu a Araujo le llamaron "macaco", un término que también aplicó el recinto blanco a Dani Alves o al colchonero Diego Costa. Ahí reciben todos. Y ninguno se ha pegado con nadie, se ha burlado del árbitro o ha dedicado a los aficionados gestos barriobajeros de pobre nivel intelectual.

Pero los malos son los demás. Como siempre, el relato pinta al Real Madrid como víctima de una confabulación judeomarxista y ahora además racista. Pero aquí no hay nadie libre de pecado que pueda lanzar la primera piedra. El Real Madrid, desde luego, no.

 

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