Su padre reclamaba a Xavi la titularidad de su hijo, pero Ansu Fati no está aprovechando las muchas oportunidades que el técnico le está dando
Este Ansu Fati, el Ansu Fati que se ha visto hoy ante el Girona y que no difiere en mucho del que se ha visto a lo largo de la temporada, salvo en contadas excepciones, nada tiene que ver con el jugador que entusiasmó a la afición blaugrana por su don con el gol de cara a la portería contraria.
Este Ansu Fati es otro. Sin chispa, sin magia, sin remate y sin gol. No es ese talento innato que heredó por méritos propios el 10 de Messi. Y lo herederó porque nadie dudaba que sabría lucirlo con dignidad.
Y Ansu Fati, el Ansu Fati que hemos visto hoy, es un jugador disciplinado, sacrificado para el equipo, pero no marca diferencias ni sabe rastrear el gol cuando más necesario es, como hacía antes.
Ya ha dispuesto de oportunidades sobradas como titular, tal y como reclamaba su padre, pero su juego no mejora y su contribución no aporta nada positivo al equipo más que trabajo. Pero no es eso lo que se espera de él.
Ante el Girona, Ansu colaboró activamente en la presión a los defensas rivales, estuvo muy participativo. Apenas un disparo a puerta a poco del descanso y antes un buen pase a Raphinha que dejaba al brasileño en posición ventajosa de cara al gol. Nada más.
Pero en la segunda parte su juego fue de más a menos, acabando como un comparsa más del que poco se podía esperar. Fue cuando Xavi decidió sustituirle por Ferran después de la confianza depositada en él durante 68 minutos. Lo cierto es que en la segunda mitad apenas entró en juego.
El partido dejó claro que su asociación con Lewandowski necesita mejorar. Con él a su lado el delantero polaco no rinde a su mejor nivel. Ya no es solo que Ansu Fati no deslumbra, sino que no participa en la misión colectiva de sacar lo mejor de Lewandowski, que espera como agua de mayo el regreso de Dembélé.
Se pudo ver en una jugada en la que Ansu Fati culminó una jugada del Barça con un disparo imposible cuando tenía la oportunidad de cederle el balón al polaco cuando se encontraba en mejor posicióm para disparar.
A favor de Ansu Fati hay que anotar que, a diferencia de Raphinha, él sí aceptó el cambio sin rechistar ni montar numeritos con gestos gratuitos.
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