Xavi es más culé que el palo de la bandera. Como jugador las ha visto de todos los colores, victoriosos y perdedores. Y sabe como pocos, después de 16 años conviviendo en el vestuario del Barça, cómo las gastan los jugadores. Él está comprometido con un proyecto e intenta que sus jugadores se sumen a él, pero en su hoja de ruta no aparece por ningún lado el pasotismo.
Y eso es lo que vio en Almería. Pasotismo. El tropiezo del Real Madrid el día anterior les relajó y salieron en Almería a jugar con la convicción de que LaLiga estaba ganada y que no eran necesarios esfuerzos extra antes de medirse al Real Madrid en la Copa.
Y Xavi se enfadó mucho. Como nunca desde que es entrenador del Barça. Al término del partido admitió que el de ayer fue el peor del Barça en toda la temporada. Y, al margen de cuestiones técnicas, le molestó la falta de intensidad que pusieron sus hombres en el juego ante un rival que mordía.
Por eso hubo bronca, y de las gordas, en el descanso. Xavi intentó despertar a sus hombres del letargo mostrado en la primera mitad y se expresó con gritos, algo poco habitual en su manera de ser.
Les echó en cara su pobre prestación encarando los duelos individuales contra los rivales. Y el diario As desvela alguna de las frases que oyeron los jugadores sin pestañear en el descanso del partido de ayer: “Si no tenéis alma, no podéis jugar en el Barça”. Xavi pretendía así sacar la vergüenza de sus jugadores para cambiar el rumbo del partido en la segunda mitad, pero está claro que no lo consiguió: “Ya no os pido que juguéis mejor o peor, sino que tengáis orgullo”, les dijo. “No podemos seguir ni un minuto más así, que somos el Barcelona y nos están toreando”.
Y la primera reacción fue sacar del campo a Kessié, muy desacertado durante el tiempo que estuvo en juego, y puso en su lugar a Raphinha. El Barça jugó por las bandas, embotellando al Almería, pero sin más idea que colgar balones en el área con la esperanza de que Lewandowski o Araujo llegaran a alguno de ellos.
Xavi consiguió una reacción en el compromiso de sus hombres, pero faltó calidad para rematar la faena. Y tan preocupante es una cosa como la otra.