El Barça no tiene licencia para llorar por sus atracos en Champions, pero el Madrid si patalea a través de "su" prensa por tropezar en casa ante el 16º de LaLiga
El aparato de propaganda al servicio de Florentino Pérez y formado por un ejército mediático que cubre todos los flancos: prensa, radio, televisión, internet y redes sociales, anda ahora desorientado después de que el Leipzig bajara al Real Madrid de la nube europea y el Girona se apuntara a la moda iniciada por el Osasuna de sacar provecho a las visitas guiadas al Bernabéu.
Y han optado por el lloriqueo para justificar las miserias del equipo de don Florentino. Si hay que echar mano de la hipocresía, se echa. La prensa de Florentino Pérez tiene unos principios, pero si no convienen, también tiene otros, como diría Groucho Marx.
Cuando en el Camp Nou se quejaban de que las actuaciones arbitrales en Múnich y Milán echaron al Barça de la Champions League, la respuesta chiringuitesca era que "a llorar a la llorería", "a la Champions se tiene que llegar llorado", "llorar es de equipo pequeño". Y palos para Xavi sacándole declaraciones antiguas: "yo nunca hablo de los árbitros", y crucificándole por quejarse del arbitraje de Milán. Claro que sí.
"Equipo pequeño". Ese era el resumen. Para equipo grande, el Madrid, al que le administran los penaltis mejor que a nadie. Y, siempre con la confianza de tener al comodín del árbitro de su lado, a Ancelotti no le costaba nada mantener la calma y hasta perdonarle un error al árbitro después de ganar 1-4.
Pero llega un día en que al árbitro le da por aplicar el reglamento. El reglamento de verdad, no el de siempre, el reglamento del Real Madrid. Y eso les viene de nuevo y ponen el grito en el cielo. Será por la falta de costumbre.
Gol bien anulado al Real Madrid, penalti bien señalado contra el Real Madrid y expulsión bien aplicada para Toni Kroos. En el mundo virtual del Real Madrid, en donde la realidad nunca estropea los buenos titulares basados en sueños e ilusiones, no encaja que un árbitro pite lo que ve si lo que pita no beneficia al Real Madrid, como ha sucedido siempre.
Y se han especializado en censurar a los árbitros cuando aplican el reglamento a rajatabla. Curioso. En Madrid no gusta que los árbitros arbitren bien. Mejor a la manera madridista. Mucho mejor.
Se han puesto de los nervios. Y como la especialidad de la casa es hacer ruido y generar alarma social, ahí están ellos, los medios afines al movimiento de Florentino, para intentar manipular y conseguir que la opinión pública piense como debe de pensar, que para eso está la propaganda.
Y ahora llorar ya no es de equipo pequeño. Ahora ya no hay que llegar a LaLiga llorados. Ahora no hay que ir a la llorería para llorar. Cualquier medio de comunicación sirve. Ahora sí se puede justificar un fracaso detrás de una decisión arbitral. Ahora el entrenador sí puede quejarse de los árbitros. Eso solo lo tiene prohibido Xavi.
Qué poca vergüenza y que ganas de cargarle al árbitro el mochuelo de que el Real Madrid, sin Benzema, será un equipo de Champions League, pero solo es un equipo normalito. Ya se lo dijeron en la gala del Balón de Oro, pero siguen sin entenderlo. Ni tienen ganas de hacerlo.
Si la culpa de que el Real Madrid no sea capaz de marcar un gol más que el Girona es del árbitro, es que necesitan con urgencia una lección de autocritica. Por cierto, si el Inter era el noveno de la Liga italiana, el Girona es el decimosexto de LaLiga española. Es lo que tiene escupir al cielo, que luego te cae en la cara.
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