No estaba Josep Pedrerol en la presentación del programa, pero lo dejó todo atado y bien atado para que Jugones volviera a ningunear el fútbol femenino. ¿Machismo? Más bien rabia antiblaugrana.
Esta tarde Barça y Real Madrid se juegan una plaza en la semifinal de la versión femenina de la Champions League, de la cual el Barça es vigente campeón. El Barça venció en la ida en Madrid por 1-3 y la eliminatoria está resuelta, pero el atractivo del partido reside en que el FC Barcelona, siempre pionero, se ha propuesto batir el récord mundial de asistencia a un partido de fútbol femenino... y de paso vivir la fiesta de una goleada al Real Madrid.
Florentino Pérez no tuvo arrestos para colocar el partido de ida en el Bernabéu. Pero Laporta ha aceptado el reto y espera llenar el Camp Nou acercándose a las 100.00 plazas, un aforo al que jamás podrá llegar el faraónico, pero pequeño, nuevo Bernabéu que ha diseñado el presidente blanco.
Qué envidia deben sentir las jugadoras del Real Madrid de sus colegas del Barça por pertenecer a un club que es capaz de movilizar al personal para llenar el Camp Nou para verlas.
Pero la vuelta sí se jugará en el Camp Nou y con todas las entradas vendidas. Sólo la amenaza de lluvia puede deslucir el récord mundial establecido en Pasadena en 91.195 para ver la final del Mundial femenino en 1999.
Esto no es noticia para Jugones. Que casi 100.000 personas decidan ver en directo un partido de fútbol femenino no es noticia en Jugones, en donde tiene más valor cualquier simpleza relacionada con Fernando Alonso sucedida hace tres días.
Y tiene su explicación. El Real Madrid asiste al día histórico en calidad de comparsa y con todos los números para llevarse un saco de goles. Una manita se llevó en el Johan Cruyff hace veinte días. Con el Camp Nou lleno hay quien sostiene que los dedos de las dos manos no serán suficientes para contar los goles que le pueden caer al Real Madrid.
Y eso es motivo suficiente para que en los programas de Pedrerol se obvie el tema. Es un asunto non grato para Florentino Pérez. Tanto como reconocer que el presidente blanco se ha pegado un nuevo castañazo con el fútbol femenino, llegando a él tarde y mal.
Si fuera al revés, con el Bernabéu lleno y las madridistas aprestándose a golear al Barça, los medios de Madrid no hablarian hoy de otra cosa que no fuera este partido. Pero no es así y el manual de instrucciones les impide darle cancha al tema. No es machismo. Es pura envidia y mucha rabia.