La cosa empezó con el 0-4 del clásico en el Bernabéu. Continuó con la derrota del equipo de baloncesto en casa ante el Manresa. Siguió con la victoria del Barça en el Di Stéfano ante las chicas del Real Madrid en la Champions League por 1-3. Ayer el equipo de baloncesto redondeó la situación con otra derrota en la Euroliga frente al Maccabi en Tel Avviv. Y para acabarlo de arreglar, Gareth Bale, el lesionado, se sale con Gales y lleva a su selección a un paso del Mundial dejando fuera a Alaba y su selección de Austria.
Por mucho que la prensa amable y feliz que protege a Florentino Pérez se dedique estos días a redactar crónicas sobre los hierros de las obras del Bernabéu, lo que está sucediendo en el Real Madrid es grave, muy grave. Y no se tapa ni con obras ni con promesas de fichajes relumbrantes. Dios dirá lo que pasará en el futuro, pero el presente no puede ser más negro en el club blanco.
Es un mazazo detrás de otro. Todo lo que juega el Real Madrid lo pierde. Y, es curioso, nadie se acuerda en los momentos críticos del responsable de todo, del presidente. El ser superior. No existe. Está desaparecido. Los medios afines que con su propaganda protegen y mantienen a Florentino Pérez en su pedestal sólo se acuerdan de él en las victorias y los momentos de gloria.
Cuando llegan las derrotas y los fracasos, su nombre desaparece de la faz de la tierra, no existe. Y, claro, la culpa es de los demás. Hay barra libre para atizar a Ancelotti o a los jugadores. A Laso o a los jugadores... Y a Gareth Bale, por supuesto.
Y nadie tiene un recordatorio para la persona que ha hecho posible que las piezas encajen tan mal en el puzzle del Real Madrid. La cosa está tan difícil que en la Casa Blanca no están ya seguros ni de que LaLiga será blanca. Y si no lo es, por supuesto, la culpa será de Ancelotti. Este Real Madrid que viene de un nadaplete global en todos sus deportes, amenaza ruina.
No se pueden hacer las cosas peor. Pero para situaciones críticas como la actual tiene Florentino a su aparato de propaganda repartido entre su fiel infantería mediática. El año que viene, con Mbappé y Haaland, el Real Madrid será invencible. Sí, el año que viene. Como cada año, cuando los fieles infantes de Florentino empiezan la temporada hablando de sextete. Y ni saben lo que es.
Y el Barça hacia arriba sin Mbappés, Haalands y ni siquiera Vinicius. Y Gareth Bale, saliéndose con Gales. La realidad no puede ser más cruel para Florentino Pérez.