Jordi Cruyff no da la talla con Dembélé

Jordi Cruyff no da la talla con Dembélé

| 2022-03-14

| Fede Peris

El Barça está a punto de perder a Dembélé, que pide la mitad de lo que le ofrecen a Haaland para seguir en el Camp Nou

A día de hoy el futbolista más desequilibrante del FC Barcelona es Ousmane Dembélé, el hombre que marca las diferencias, el que tiene más capacidad de desborde. Dembélé es el tesoro más preciado de la plantilla de Xavi y el Barça está a punto de perderlo. Joan Laporta le abrió la puerta de salida y Jordi Cruyff, en su nueva función de secretario técnico, no está siendo capaz de conseguir lo que más le conviene al Barça: retener a Dembélé.

Xavi ha cumplido

Pero el calendario avanza inexorable, el 30 de junio se aproxima y con él la marcha de Dembélé... si nadie lo remedia. Xavi ha puesto su granito de arena, arrancando de él lo mejor de su juego y consiguiendo en el vestuario un ambiente propicio para que Dembélé sea feliz en el Barça.



Pero ni a Dembélé ni a su agente, Moussa Sissoko, les gustaron las amenazas de Joan Laporta que, enrabietado, le amenazo con no jugar un minuto más con el Barça hasta final de temporada. Dembélé es un profesional que busca lo mejor para él, como sucede con otros futbolistas que han llegado al Barça buscando lo mejor para su bolsillo. Él mismo llegó al Barça porque le ofrecían tres veces más de lo que cobraba en el Dortmund. No vino al Camp Nou porque le dio un repentino ataque de barcelonismo.

Jordi Cruyff no hace su trabajo

La cuestión es que a día de hoy el club no es capaz de convencer a Dembélé para que siga. Xavi ha hecho lo que estaba en sus manos sin tocar la caja de caudales, pero Jordi Cruyff, en su nueva función de secretario técnico, no ha sido capaz de hacer bien su trabajo convenciendo al futbolista francés para que siga. Y esa es su función: traer a los mejores, echar a los que no sirven y convencer para que sigan a los que más interesan.



Laporta empezó a estropearlo todo y el hijo de Cruyff no lo ha sabido arreglar. El futuro de Dembélé, como el fichaje de Haaland, está en manos de Xavi, que es el único que tiene ascendencia con el jugador, porque Jordi Cruyff no controla un vestuario que le tiene fichado: no es un hombre de fútbol, es el hombre del presidente.

En sus últimas declaraciones sobre la situación de Dembélé, Jordi Cruyff ha demostrado falta de cintura e inexperiencia en este tipo de casos: "La situación no es fácil, pero tenemos que aceptarla. Lo que tiene que hacer Dembélé es dar su máximo hasta final de temporada y, a partir de ahí, que pase lo que tenga que pasar. Lo que venga después no lo podemos controlar aún". No se le aprecian ganas de solucionar el problema. Sólo esperar a que la otra parte mueva ficha.



La afición no está en sintonía con la directiva

Se supone que la obligación de las personas encargadas de gestionar el club es tenerlo todo controlado. Y después de la salida de Messi, al que Laporta iba a convencer en un asado, la marcha de Dembélé sólo parece que servirá para debilitar el potencial de su plantilla. La afición, que ha cambiado pitos por aplausos, no está en sintonía con la línea que mantiene la directiva.

Todo apunta a que el PSG se acabará llevando del Barça a un tercer peso pesado después de conseguir a Neymar y Messi. En París ven a Dembélé como el sustituto de Mbappé y en el Barça no encuentran la manera de convencerle de que cambiar el Barça por el PSG es bajar un escalón.



Y Dembélé y su agente se mantienen en su postura: quieren seguir en el Barça, pero si hay dinero para fichar a Ferran Torres o a Haaland, también debe haberlo para pagarle lo que él considera justo: 45 millones de prima de fichaje y 30 millones brutos por temporada, la mitad de lo que exige Haaland para vestir de blaugrana.

 

 

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