París ha visto hoy el octavo partido seguido de Messi sin goles ante el Real Madrid y la confirmación de que Mabppé es el auténtico crack de la próxima década.
Los dos colosos saltaron al césped con la energía que se esperaba en una final anticipada. Presión alta, transiciones rápidas, poco lugar para las posesiones difusas... No era ningún secreto que iba a ser un partido de ida y vuelta. A eso juegan casi siempre Real Madrid y PSG, que no cambiaron su identidad en una noche mágica de Champions.
El primer susto lo dio el conjunto francés, tras un brillante acción individual de Mbappé, que le puso un regalo a Di María y éste la mandó a las nubes. Fue su carta de presentación en el partido y Carvajal ya le fichó como enemigo público.
Courtois también se las tuvo con la gacela francesa, que a los 20 minutos remató sólo con su pierna menos hábil. Carvajal, su inseparable, le molestó lo suficiente para que no pudiera disparar con soltura y el belga se la sacó bajo palos.
A partir de ese momento el PSG comenzó a sentirse cómodo y encerró al Madrid en su campo. Los de Ancelotti renunciaron durante unos minutos a la pelota, pero supieron defender con el bloque bajo. Fueron de menos a más al final del primer tiempo y Casemiro se quedó a las puertas del gol en un remate de cabeza al borde del descanso.
Seguramente el partido pedía alguna sustitución, como la entrada de Valverde para tener más control del centro del campo, pero Ancelotti prefirió esperar sin mover el banquillo. Lo que tampoco cambió fue Mbappé, que volvió a ser un puñal y en el 49' obligó a hacer un paradón a Courtois. En un golpeo potente, rápidamente armado, y que supuso la ocasión más clara del partido.
Kroos también se apuntó a la fiesta y probó fortuna con un disparo a media distancia que contenía veneno. Poco después, a la hora de partido, se equivoca Carvajal con un penalti a Mbappé. Pero, como en las otras ocasiones, apareció Courtois para remediarlo y se lo detuvo a Leo Messi. Se hizo gigante y el Parque de los Príncipes no dudó en recriminárselo al ex del Barça con una pitada ensordecedora.
Las sustituciones no cambiaron que el PSG siguiera intentándolo, pero siempre terminaba de la misma manera. Fuera o con intervención de Courtois. Hasta que llegó Mbappé en el descuento y, en una brillante jugada individual, dio a los suyos el gol de la victoria. Jarro de agua fría para el Madrid, pero queda otra bala en la recámara. Las épicas se gestan en el Bernabéu.