En Barcelona suceden fenómenos paranormales que son acogidos con euforia desenfrenada. Por ejemplo, la felicidad (?) que ha generado la llegada de Adama Traoré, el suplente de Francisco Trincao, un tipo que no servía para jugar en el Camp Nou.
De la misma manera que son capaces de celebrar sus derrotas en la Supercopa y Copa del Rey porque "el equipo empieza a competir", no se cortan festejando la llegada de un futbolista que no es titular en su equipo, el Wolverhampton, con el agravante de que quien le cierra el paso de la titularidad es Francisco Trincao, otro fichaje fracasado en el Camp Nou que sigue siendo propiedad del Barça.
En las estadísticas de Adama se puede apreciar que es un buen regateador: 83 de los 102 regates que ha intentado en la Premier League le han salido bien, lo que le convierten en el segundo mejor regateador de las grandes ligas sólo por detrás de Allan Saint-Maximin, del Newcastle y por delante de Mbappé y Vinicius.
Pero Adama, que juega de delantero, parece que tiene el punto de mira desviado: un gol en 20 partidos. Y ese es precisamente el problema que tiene el Barcelona: el gol.
Pero lo más curioso de todo es que el Barcelona fiche al suplente de un jugador que no le sirve, Francisco Trincao, que por cierto, no ha visto todavía puerta esta temporada con el Wolverhampton.
La situación es tan dramática en el Barça que con cualquier cosa se conforman.